El amor causa confusiones, peleas, llanto y felicidad.
El amor es un sentimiento complicado.
Aunque somos seres autónomos que poseen la dicha del libre albedrío, nuestro corazón a veces parace ser algo independiente a nosotros.
Muchos dicen que n...
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Mesut camina por los pasillos de la escuela, su mente llena de pensamientos confusos y emociones encontradas le marean en ocasiones.
A pesar de sus esfuerzos por alejarse de Sergio, la duda persiste y lo mantiene cautivo. Por más que intente resistirse a sus impulsos, es incapaz de apartarse por completo de la presencia de Ramos, quien siempre está detrás de él, levantando su ánimo y generando una conexión difícil de romper. El español solo hace las cosas más difíciles, está cansado de intentar comprender está situación. Le es difícil admitir que disfruta de la atención que recibe de Sergio, sabe que lo hace, pero se niega a aceptarlo.
De forma no casual, termina caminando con pasos cautelosos hasta el salón de arte, donde Ramos se encuentra trabajando en un proyecto atrasado. Es claro que no llegó de manera inconsciente aquí, él sabía que Sergio estaría en este salón, y aunque se resistió a la idea de ir a verlo, su cuerpo lo arrastró a este sitio.
El alemán se detuvo en la puerta del salón, y sus ojos buscaron rápidamente a ese hombre que lo ha vuelto un desastre. Ve a Sergio sentando frente a un caballete, en un salón vacío, siendo iluminado por la luz de la tarde que ingresa por las ventanas. La imagen de su amigo lo deja sin palabras. Ramos no sonríe como de costumbre, su cara está completamente seria, carente de emociones, concentrado en pintar aquél lienzo, sus trazos son duros, pero firmes, llenos de determinación; está frunciendo el ceño y sus labios se mantienen en una línea recta. El castaño no mira otra cosa que no sea su pintura, casi como si todo lo demás no existiera.
Özil jamás espero ver a ese animado compañero suyo de esta forma. Siente un escalofrío recorrer su columna; sin embargo, no puede apartar la vista de aquella imagen.
Sergio... No parece el mismo... Parece otra persona...
Observo por mucho tiempo al español, pero el de cabellos oscuros ni siquiera sintió el pasar de los minutos. De repente, Ramos giró su rostro en su dirección, y el alemán pudo ver con mayor detalle la falta de emociones en los ojos del contrario. Como si el tiempo se ralentizara, Özil contemplo como los ojos del español se iluminaron al verle. Una expresión alegre y llena de felicidad adorno la sonrisa en los labios de Ramos. Ha vuelto a ser él.
Sergio extiende su brazo, llamando al alemán, quien embelesado y algo desorientado camina hacia el castaño. El español se levanta de la silla y permite que Mesut se siente en esta, dejándolo frente a su obra.
— ¿Qué te parece? —pregunta Sergio, su voz es casi un susurro que acaricia el oído del alemán.
Ramos se encuentra demasiado cerca.
El ambiente se cargó de una intensidad abrumadora, el calor subió por las mejillas de Özil y ahí se quedó. Por un momento pensó que se había quedado mudó, ya que fue incapaz de decir cualquier cosa. Paso saliva con dificultad e intento hablar.
La música suave y melódica se reproduce en el fondo, la luz suave de las lámparas del taller cae sobre sus cuerpos. Pese al agradable ambiente del salón, el de ascendencia turca se siente bastante abrumado y ansioso.
