El amor causa confusiones, peleas, llanto y felicidad.
El amor es un sentimiento complicado.
Aunque somos seres autónomos que poseen la dicha del libre albedrío, nuestro corazón a veces parace ser algo independiente a nosotros.
Muchos dicen que n...
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El caminó de la escuela a su casa es demasiado largo. Al principio creyó que odiaría esa distancia, sin embargo, ahora que se encuentra avanzando por la acera, se dio cuenta de que la caminata es muy relajante y agradable.
Gracias a aquello, sus brumosos y asfixiantes pensamientos se despejan, despegándose de su cuerpo y regresándole la paz. Durante unos minutos, siente que todos sus problemas se van y lo dejan sólo.
Es un recorrido solitario, en una desolada calle, dónde el único sonido es el viento moviendo las hojas de los árboles. Estar aquí es cómo estar en ninguna parte, y eso se siente bien.
Sus lentos pasos coordinan con los latidos de su corazón. El tiempo se ha detenido y las personas hay desaparecido. No es más que una solitaria alma existiendo.
No obstante...
— ¡Öziiiiil!
Volvió a estrellarse de cara contra la realidad.
Dando media vuelta de un brinco, alcanzó a ver a Sergio acercarse a él a toda velocidad en una bicicleta. Moviéndose por instinto, logró hacerse a un lado y, gracias a eso, esquivó una posible colisión.
Ramos activó los frenos de mano y, además, bajo sus pies de los pedales y los puso en el concreto cómo otro esfuerzo para detener la bicicleta. El ruido estruendoso que el joven español generaba, le hizo saber con seguridad a Özil que su momento de paz se ha roto completamente.
Para fortuna de Sergio, pudo detenerse sin muchos problemas.
A unos metros adelante del alemán, Ramos giro su cabeza en la dirección dónde se encuentra Özil, y con una expresión divertida dibujada en su rostro, soltó una pequeña risa; le parece gracioso que estuvo a nada de caerse de cara sobre el pavimento.
En cambio, Mesut lo veía con una mueca de sorpresa y desconcierto, sus ojos están abiertos casi por completo y definitivamente no se encuentra tan feliz como el español.
Congelado en su lugar, el pelinegro no sé movió ni siquiera cuando el contrario se acercó a él.
Todavía montando en su bicicleta, y sin quitar su mirada del alemán, Sergio esbozo una pequeña, pero resplandeciente, sonrisa. El de ascendencia turca tuvo un fuerte impulso de desviar su atención de aquel hombre; sin embargo, su estúpido cuerpo no reaccionó y continúo mirando los orbes avellanas de su compañero de clase.
— ¿Tú también vives por aquí? —cuestiono el de cabellos claros, posicionándose frente al extranjero.
—Si... —respondió, desconfiado.
— ¡Grandioso! —exclamo, mientras el brillo en sus ojos aumentaba su intensidad.
Özil no sabía de que forma debía reaccionar ahora. Puesto que, en su antigua vida, las personas extrovertidas siempre estuvieron separadas de él, por ese motivo solía estar rodeado de gente calmada y discreta, todo lo contrario a lo que Sergio es. No tiene la menor idea de como tratar a este tipo de personas.
