—¿Ganaste?.— De pronto eran casi susurros lo que había.

—No es un juego, Biel, déjate de ideas.

—Pense que así veías a Celeste, un juego más.— La estúpida sonrisa de Matías no me ayuda a descifrar nada, pero el puño cerrado de Liam si.

—Creo que el que se debe ir eres tú.

—Yo estaba más que bien en el cuarto con Celeste, que por cierto, besa bastante bien.— Sin más vi como el puño de Liam chocó con la mejilla de Matías.

—¡Carajo!.— Intenté acercarme a la puerta pero Diego no me dejó.

—Ey, no saldrás.— Intenté liberarme del agarre de Diego pero no pude.

—Diego, sueltame.— La mirada de Diego cayó en Camila la cual le dio orden de ir a calmar a esos dos.

—Quiero escucharte decir eso de nuevo, Biel.— Matías se limpió la poca sangre que Grey le sacó a su labio y lo miró sonriente.—

—Que Celeste besa tan bien.— Vi como Liam intentó volverle a dar un puñetazo pero Diego lo interrumpió agarrándole la muñeca.

—Basta, Liam.— El chico pelicastaño lo miró y traía más que apretada la mandíbula.

—Vamos Grey, hazle caso a tu niñera.— Diego lo mira un poco furioso.

—El problema es entre ustedes, no metan a terceras personas a esto.— Peter protesta.

—Se me olvidaba que también vino tu mamá, Stell.— Sin más veo como Peter le da otro puñetazo a Matías.

—¡Mierda!.— Griselle salió de la casa y fue directo con los chicos.

—Hijo de perra.— Matías soltó su mejor golpe a la cara de Peter, sabiendo que el problema era con Liam.

—¡Ya!— Griselle llegó al auxilio de Peter, el cual estaba en el piso con la nariz sangrando. —¿Pueden dejar de hacer esto? Están en un espacio público, háganlo en sus casas, no en la mía, donde también está mi hermana.

Ambos chicos me miraron. —Carajo.— Dijeron al unísono.

—Váyanse de una vez de mi casa.— Griselle les ordenó y ambos chicos se miraron rabiosos apretando sus definidas mandíbulas.

—Veremos quién está con ventaja ahora, Stell.— Susurra para ellos.

—Pudrete.

Ambos chicos se fueron, ambos en carros color negro bastante lujosos. Mis vecinos se metieron a sus casas después del show que habíamos dado en plena calle, esto si que era un desastre.

Diego ayudó a meter a Peter junto con Griselle a la casa, lo habían dejado en el sillón y mi hermana fue rápidamente por el botiquín.

—Carajo, si que te dieron un buen puñetazo.— Me acerqué a él diciendo en voz alta lo que había pensado.

—Tambien te quiero, peque.— Se intentó reír pero le dolió mover el labio, el cual se lo dejó un poco abierto.

Griselle llegó corriendo con Peter y el botiquín en mano, tomó un pequeño algodón y puso alcohol en el para después ponérselo en la abertura del labio, Peter se quejó al sentir el ardor que le dió el alcohol pero se aguantó y se quedó quieto un rato en lo que mi hermana lo curaba.

—¿Estas bien?— Me acerqué a Diego, el cual estaba con Camila intentando calmarla.

—No me hizo ningún pequeño rasguño, tranquila Graham.— Sonreí al saber que el era el único que no se buscó problemas y ver cómo se preocupaba por Camila me llenaba aún más de tranquilidad.

50 sombras o 365 daysWhere stories live. Discover now