george

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Baréin 2021

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Baréin 2021

Había escuchado sobre la nueva ingeniera de Max pero no quería creerlo, no podía creerlo.
Yo juraba que le había seguido el rastro a Day todo este tiempo y, por lo que sabía, estaba muy cómoda en F2 junto a una chica llamada Maya, que era la primera piloto mujer en unirse a la Academia pero tal parece que, otra vez, Max hace que su vida dé un giro de 180º, y no en el buen sentido.
Cuando Daisy por fin empezaba a tener su vida ideal, iba Max y se la arrebataba.

Aunque Daisy pudo haber dicho que no.

Nunca lo haría.

Estaba intentando mirar el box de Red Bull disimuladamente desde el box de Williams. Una tarea imposible teniendo en cuenta lo lejos que estamos el uno del otro.

—¿Qué haces? —pregunta una voz detrás de mí, haciendo que me sobresalte. Alex me mira confundido hasta que, la sonrisa que me da, me hace dar cuenta de que entiende lo que hago, odio que lo sepa sin necesidad de decir ni una palabra.

—Nada —digo volviendo mi vista hacia donde estaba antes. Aunque es inútil ocultarlo, ya me descubrió.

—Aún no llegaron —exclama con una sonrisa. Lo odio por conocerme tanto—. Porque la estás buscando a Daisy, ¿o me equivoco? —suspiro rendido.

—¿Sabes si vendrá hoy? —Alex se encoge de hombros ante mi pregunta.

—Supongo, es la ingeniera de Max —aprieto la mandíbula cuando dice eso y Alex nota mi desconformidad—. Creí que querías que volviera tu querida Day —dice con burla.

—Sí, pero no sacrificando su sueño digo todavía intentando localizarla con la mirada, parezco un acosador.

—Es casi lo mismo. Literal antes era ingeniera también y la Fórmula 1 la ayudará a escalar en todo esto de la ingeniería.

—No es lo mismo —expreso mirándolo. Por un momento había olvidado que Alex estaría aquí solo unas pocas carreras al quedar como piloto de reserva de su antiguo equipo. Volviendo a la charla, el tailandés sabe a lo que me refiero. Daisy, él, Max y yo solíamos salir juntos cuando éramos niños. En realidad, iban a cubrirnos a Day y a mi para que podamos estar solos, sin su padre.

—George... —lo veo sonreír hacia donde miraba antes así que volteo.

Veo a Daisy caminar detrás de Max anotando algo en su libreta. Siento que mi corazón se detiene un segundo cuando levanta la cabeza y su mirada cruza la mía. Sé que ella también lo siente. Es imposible que lo haya sentido yo solo, es imposible que sea el único que no nos había olvidado.
Max, que había seguido caminando, la saca de su ensoñación diciéndole algo que no puedo distinguir, estoy seguro de que es algo como "No pierdas el tiempo". Típico de Max.

—Tengo que... tengo... yo tengo —no puedo formular una oración coherente. Day estaba preciosa y muy distinta. Su cabello castaño y su remera de Red Bull le quedaban jodidamente bien, todavía camina con esa máscara de seguridad que utiliza para que los idiotas la respeten.

De hecho, Day es de las personas más inseguras que conozco y eso siempre me ha partido un poco el corazón. ¿Cómo una persona tan grande puede creerse tan pequeña?

—Amigo, si que te noqueó verla —se burla Alex palmeando mi hombro—. No te preocupes tanto, George. Daisy es una chica inteligente, seguro que se las arreglará bien en el equipo de Max —comenta Alex, tratando de animarme.

—Lo sé, pero... —mi voz se desvanece mientras mis ojos la buscan desesperadamente entre los mecánicos y el personal del equipo.

Sin embargo, no logro distinguirla entre la multitud. Una sensación de frustración y anhelo se apodera de mí. Quiero hablar con ella, quiero saber cómo ha estado todos estos años, pero al mismo tiempo temo lo que eso podría significar para nosotros.

El ruido ensordecedor de un coche que pasa a toda velocidad nos obliga a apartar la mirada de la pista por un momento. Cuando vuelvo a mirar hacia el equipo de Red Bull, la veo. Daisy está parada junto a Max, su expresión concentrada mientras observa la pantalla de telemetría.

Su cabello castaño cae en cascada sobre sus hombros, y su rostro está iluminado por la luz del sol. Es como si el tiempo se detuviera por un instante mientras la contemplo.

—George, ¿estás bien? —pregunta Alex, notando mi ensimismamiento.

—Sí, sí, estoy bien —respondo apresuradamente, sin apartar la vista de Daisy. ¿Cómo puedo explicarle a Alex la tormenta de emociones que se agita en mi interior cada vez que la veo?

—Parece que tienes una distracción bastante interesante —comenta Alex con una sonrisa traviesa, siguiendo mi mirada hacia Daisy.

—Es solo... —comienzo a decir, pero me interrumpe el estruendo de otro coche que pasa a toda velocidad.

—Prepárate para la carrera, Romeo. Luego tendrás tiempo de pensar en Julieta.

Yo no la quiero luego, la necesito ahora.















holiss, cómo están?
hoy es mi cumple así que las dejo con un mini capítulo.
La idea es subirlos martes y jueves mientras termine de publicar No hay más que hablar.
les mando un abracito 🫂

seven | ɢᴇᴏʀɢᴇ ʀᴜꜱꜱᴇʟʟWhere stories live. Discover now