daisy

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Después de la escena de anoche con George, me sentía como si estuviera en un estado de aturdimiento constante. No podía sacarme de la cabeza cómo se sentía su toque, ni sus palabras susurradas en mi oído. Era como si una parte de mí estuviera anclada en ese momento, incapaz de avanzar o de concentrarme en cualquier otra cosa.

Pero, por otro lado, en la escudería las cosas estaban un poco tensas debido a un pequeño desacuerdo entre Max y Checo. A pesar de eso, tenía un buen presentimiento con respecto a la carrera de hoy. Y, sinceramente, por el momento, no me equivocaba.

Todo transcurría más que tranquilo hasta que la advertencia de un Safety Car me puso en alerta. De repente, la atmósfera en el paddock cambió, y todos estábamos en modo de máxima concentración. Las estrategias se replanteaban rápidamente, y mis ojos recorrían las pantallas de un lado al otro, coordinando las comunicaciones y asegurándome de que todo estuviera en orden para el equipo.

—¿Quién es? —pregunta Max por la radio, su voz cargada de preocupación.

—Eso averiguo, dame un segundo —respondo, mi vista fija en la pantalla donde se muestra la escena del incidente. Christian, a mi lado, parece igualmente sorprendido por lo que está viendo.

Es un Williams. Y no cualquier Williams, es el de George. El auto está envuelto en llamas y el inglés parece estar atrapado en su interior. Observo la escena con incredulidad, sintiendo un nudo en el estómago mientras mi mente se concentra únicamente en una cosa: George.Mantengo la compostura mientras me paro al lado de Horner, quien me indica que avise a Max.

—Fue un Williams —digo, tratando de sonar tranquila aunque mi voz apenas logra ocultar el temblor de mis emociones—. El de George.

—¿El de quién? —pregunta Max, su tono de voz denota una mezcla de sorpresa y preocupación.

—Russell —respondo, tratando de restarle importancia aunque sé que es una farsa. Estoy asustada, aterrorizada incluso. Una ambulancia se lo llevó y no pude ver si él estaba bien.

—Enfócate en la carrera. El SC saldrá en la próxima vuelta. Es momento de que pises el acelerador a fondo, puedes activar el DRS y pasar a Lewis tranquilamente —mi voz suena firme, pero por dentro estoy temblando. Mi única esperanza es que George esté bien, pero hasta que no tenga noticias suyas, debo mantener la calma y seguir adelante con la carrera.

Así lo hizo, y ganó su primera carrera este año.

Nos llevan a Max y a mí al podio para entregarnos premios. Mi hermano me baña en espumante, con una sonrisa radiante en su rostro, y trato de contagiarme de su felicidad, pero no puedo.

Este no es el lugar en el que debería estar, este no es el lugar en el que quiero estar.

Bajo del podio después de unos minutos y veo cómo mi padre abraza a Max, de manera breve pero lo hace. Me siento inútil aquí, como si mi presencia fuera solo un adorno en medio de la celebración. Contemplo la escena unos momentos y vuelvo por donde venía, encontrándome a Charles.

—¡Felicidades! —exclama Charles y me abraza con efusividad—. Sabía que podías hacerlo, Daisy —caminamos abrazados en silencio hasta su auto, la euforia de la victoria se siente en el aire a nuestro alrededor— ¿No vienes? —pregunta cuando ve que me estoy por soltar del abrazo.

—¿A dónde?—

—A ver a George —responde Charles con una sonrisa alentadora—. Estoy seguro de que le encantaría verte ahí.

¿Estoy preparada para ver a George?
A la mierda, sí. Podría haber muerto hoy.

—Vámonos.

Una vez que llegamos al hospital, la ansiedad comienza a crecer dentro de mí, como una enredadera de preocupación que aprieta mi pecho. ¿Y si es George quien no quiere verme?

seven | ɢᴇᴏʀɢᴇ ʀᴜꜱꜱᴇʟʟWhere stories live. Discover now