Remus también guardó silencio un instante y después asintió con la cabeza.

—La marca te acompaña mientras creces.

—Es una constante. Tú cambias, la marca no. Es tuya de por vida.

—Brillante —dijo.

Por algún motivo, su halago me provocó una cálida sensación en el pecho. Agaché la cabeza, abrumado por la extraña sensación. Remus se apartó de la mesa con la mano extendida hacia mí.

—Remus Lupin.

Acepté su mano y me percaté de la firmeza de su apretón.

—Draco Malfoy.

—Ya estoy impresionado.

Antes de que pudiera decir algo, mi móvil sonó. Justo a tiempo.

—Lo siento —Miré la pantalla, con la esperanza de parecer contrito—. Necesito atender esta llamada. Lo siento.

—Sin problemas, Draco —Sonrió—. Yo necesito un café.

Me di media vuelta mientras contestaba.

—Harry… —murmuré, hablando en voz baja a propósito.

Por un instante, reinó el silencio al otro lado de la línea, después oí:

—¿Señor Malfoy?

—Sí —Reí entre dientes, a sabiendas de que acababa de dejarlo pasmado. Jamás lo había llamado por otro nombre que no fuera su apellido y mucho menos usando un tono de voz como el que acababa de usar.

—Mmm… ¿No me pidió que lo llamara y le dijera que su reunión de las cuatro se había adelantado a las tres?

—¿A las tres? —repetí.

—¿Sí?

—De acuerdo, lo tendré en cuenta. ¿Va todo bien por ahí?

Pareció pasmado cuando contestó:

—Señor Malfoy, ¿se encuentra bien?

—Por supuesto que estoy bien —No pude resistirme a seguir tomándole el pelo un poco más—. ¿Por qué?

—Es que parece… eh… distinto.

—Deja de preocuparte —repliqué, consciente de que Remus estaba escuchando—. Todo va bien.

—David ha preguntado por usted.

—¿Qué le has dicho?

—Exactamente lo que me ordenó que le dijera. Que…

—¿Cómo? ¿Qué ha pasado?

—Está que se sube por las paredes esta mañana.

—David siempre está así. Vete temprano a almorzar y cierra el despacho. Me encargaré de él cuando regrese —le ordené mientras sonreía de forma burlona, hablando con un tono preocupado.

El desconcierto que lo abrumaba le infundió valor.

—¿Que cierre el despacho y me vaya temprano a almorzar? ¿Está borracho?

Esa fue la gota que colmó el vaso. Me eché a reír.

—Hazlo, Harry. Cuídate. Nos vemos a mi regreso —Corté la llamada aún con la sonrisa en los labios y me di media vuelta para mirar a Remus—. Mi asistente —dije, a modo de explicación.

Él me observaba con expresión cómplice.

—Creo que sé por qué estás tratando de dejar Anderson Inc.

Contrato de MatrimonioUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum