Capítulo 38: Una estación del cielo en el infierno

395 83 191
                                    

Recuerden que los quiero mucho

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Recuerden que los quiero mucho. 🥺💕

Había abandonado mi alma en algún rincón del mundo y ahora la buscaba arrastrando mis pies por ese solitario pasillo de hospital

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Había abandonado mi alma en algún rincón del mundo y ahora la buscaba arrastrando mis pies por ese solitario pasillo de hospital. Vacía, como una vasija que habían llenado hasta romperse. Aletargada me grabé cada detalle, el sonido de los aparatos trabajando, el aroma familiar a cloro impregnado en los pisos, las luces cegadoras que parecen guiarte al túnel final. Cada uno de mis cansados pasos resonó como un tambor de guerra a la par los latidos de mi corazón  perforaban mi pecho.   

No era la primera vez que recorría ese tortuoso camino, hace más de dos años mamá se llevó un pedazo de mi corazón al marcharse, y aunque cualquiera podría pensar estaría preparada para lo que mis ojos encontrarían detrás del cristal, me quebré. Mis ojos se inundaron de lágrimas al intentar reconocer al chico acostado en aquella cama. No se parecía a Andy, pese a ser idéntico a él, le falta esa chispa de vida que lograba que la gente lo quisiera apenas se daban la oportunidad de conocerlo.   

Pero era él, no podía ser nadie más, lo comprobé cuando con torpeza me acerqué al permitirme ingresar a su habitación. Perdida me aferré al sutil sonido de su respiración para no perder el norte, me acomodé en una pequeña silla al costado del colchón sin apartarle la mirada, sin importar lo mucho que me dolía lo que veía. En aquel espantoso silencio, apenas rotó por los aparatos que no me dejaban olvidar dónde estabas, me prometí que me quedaría a su lado todo el tiempo que la vida me lo permitiera. Nunca abandonaría a los que amaba.   

—Prometo que todo irá bien —le susurré como él siempre lo hacía.

Recé todas las oraciones que conocía, al derecho y al revés, que aquí entre nos no eran muchas, y mientras me reprendía entre dientes por haberme distraído en las clases se catecismos, ocurrió un milagro. Un ángel me habló.

—Dulce...   

Mi primera sospecha fue que venía a regañarme por algún error en el orden de las palabras, pero no tardé mucho en reconocer esa voz. Mi corazón se detuvo, fue un instante de irrealidad, que acabó cuando me armé de valor para abrir los ojos de a poco. Temerosa, como si despertara de una pesadilla, presencié como se convirtió en el sueño más bello cuando choqué con la mirada de Andy. Trasparente, brillante, viva. Vivo. Vivo. Vivo.   

Un dulce y encantador dilemaWhere stories live. Discover now