Capítulo 19: Un viaje al pasado

456 98 209
                                    

No había logrado borrar la sonrisa desde el paseo con Nael

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

No había logrado borrar la sonrisa desde el paseo con Nael. Había descubierto que era diferente a como lo imaginé la primera vez que cruzó esa puerta y que me compartiera algo tan personal me hizo creer que estaba (quizás) un poco más cerca de cumplir mi sueño. ¡Comedia romántica allá voy!

Estaba tan contenta que mi alegría se mantuvo durante toda la mañana, incluso cuando Don Julio nos obligó a trabajar media jornada aquel domingo porque se llevaría un evento en una universidad cercana.

—¿Listo para otra sesión de estudios intensiva? —le pregunté entusiasmada a Andy, guardando mis cosas con prisa para no retrasarnos más. Con tanto trabajo apenas habíamos tenido tiempo de hablar y estaba deseosa de contarle todo lo que sucedió.

Andy me dio un vistazo disimulado, pareció luchar por darme la respuesta. Fruncí las cejas, extrañada. Comencé a cuestionarme si algo andaba mal, tal vez no fue el trabajo lo que lo mantuvo algo distante esa mañana.

—Lo siento, Dulce, pero hoy no será posible —se disculpó al fin sin ahondar en detalles.

Intenté no mostrarme desilusionada por el cambio de planes, la sesión de los domingos era una de las cosas que más esperaba de la semana, pero entendía que Andy tuviera otras cosas que hacer. Ya había mucho por mí ayudándome a estudiar, no podía reclamarle.

—Bien, no hay problema —respondí con un intento de sonrisa que me costó plasmar.

—Es que debo pasar a la pastelería —añadió deprisa.

—Oh, ya —comprendí—. Flechaste a una maestra de los postres —asumí.

—Debo irme temprano porque hoy es el cumpleaños de la abuela, voy a comprarle un pastel —me corrigió riéndose de mi imaginación.

Respiré.

—Aww, eso es bellísimo, Andy —admití enternecida—, trataré de no sentirme ofendida por no haber sido invitada —dramaticé llevando ambas manos al pecho.

—No lo tomes personal, en realidad, no haremos nada. El pastel lo aceptará a regañadientes —contó—, dice que los cumpleaños solo son una excusa para parranderos sin oficio que buscan una razón para festejar —recitó incómodo sus propias palabras. Sí, sonaba como algo que ella diría.

—Por Dios, nos descubrió —murmuré divertida—, pero le faltó añadir que es en honor a uno, así que eso lo vuelve egoístamente divertido —argumenté. Andy lo pensó, mas terminó dándome la razón con una de esas sonrisas que impedía guardarme algo para mí. Volví a ser víctima de su magia y acabé soltando lo que pasó por mi cabeza, a sabiendas de mi error—. ¿Crees que podría acompañarte?

 ¿Crees que podría acompañarte?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Un dulce y encantador dilemaWhere stories live. Discover now