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IRIS

Abro los ojos lentamente, todo me pesa, no me sale la voz y tampoco puedo mover la cabeza

¿Qué coño me ha pasado?

Intento recordar algo pero como tengo memoria de pez no consigo nada, miro a mi alrededor y estoy en mi cuarto, escuchaba voces afuera de la habitación pero no le tomaba importancia.

no me gusta esto, no me gusta no saber lo que está pasando, no me gusta estar quieta, mis manos están al punto de temblar, se me corta la respiración...

otra vez no por favor, otra vez no...

escucho la puerta abrirse pero no puedo ver quien es, empiezo a percibir otras cosas, una bata, un palo con una bolsa de esos que te ponen en el hospital ¿qué coño ha pasado?, una venda en mis orejas.

no, en mis orejas no, en mi cabeza, intento recordar lo que ha pasado pero todo esto es demasiada información.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no vi a Adam y a una señora al lado de él y al lado de esa señora otra señora.

les quería decir algo, quería decir algo pero no podía, tampoco podía moverme, solo podía mover los ojos.

la señora vestida de blanco le dice algo a adam que no logro entender.

La señora que tiene una blusa de flores amarillas y rosas me sonríe saludándome con su mano.

señora ¿no ve que estoy sufriendo? ¿Qué es lo que le da tanta risa?

Adam se acerca a mí, rozó su mano con mi mejilla mientras movía su boca

Este me está hablando de verdad y yo me he quedado sorda, o me está tomando el pelo

me levantaba sus cejas esperando mi respuesta, y mi respuesta fue mover los ojos de un lado para otro.

frunció el ceño, se giró hacia la señora de blanco y ella le decía algo.

 la señora de la camisa de flores seguía sonriendo, me estaba empezando a dar miedo, simplemente los ignoré y cerré los ojos

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— que va nana, no es nada fácil

— ya verás que si, se ve una niña muy buena

No entiendo nada de lo que escucho, abro los ojos y me encuentro en la misma posición de antes, solo que ahora está Adam sentado al lado mío y al frente de él está la señora de la camisa de flores.

la señora me sonríe cuando ve que la estoy mirando, eso hace que Adam también me mire

 — Iris...– las manos cálidas de Adam tocan mis mejillas – ¿cómo te encuentras?

— ahh — se me sale un gemido al no tener fuerzas para establecer una conversación

— ¿Necesitas algo? ¿Agua? ¿Te encuentras mal?

Tantas preguntas en un segundo que me da pereza responder

— Adam...hijo, tranquilo, tráele un vaso de agua, la pobre estará sedienta – la señora con la camisa de flores acarició el hombro de Adam.

este asintió y se largó hacia la cocina, la señora cuyo nombre no sabía me sonrió de una forma tierna...

espera

YO SOY EL MONSTRUOWhere stories live. Discover now