¿Has estado alguna vez en Estocolmo?

Parte 13

El año escolar transcurriósin contratiempos desde el punto de vista de Draco. Naturalmente, el cambiopara él fue que nadie quería tener nada que ver con él, pero teniendo en cuentaque esperaba una maldición de todas las demás personas que pasaban por su lado,se sentía bastante cómodo con eso. Se limitó sólo a los saludos de lovegood, aquien evidentemente le había tomado cariño en el tren, y cada vez que seencontraban en el pasillo, la muchacha le sonreía amablemente, o de vez encuando se topaba con Adrian Pucey, quien al menos asentía a cambio. Draco habíaasumido que el estudiante dos años mayor no regresaría a Hogwarts y se esconderíaen algún lugar con sus padres, pero quién sabe cómo su familia resolvió lascosas con Dumbledore al final.

Trató de enfocarse en la escuela, en los buenos resultados, y estaba contento con cómo lo había hecho desde el principio. Además, nunca hubiera esperado que le gustara Lupin como profesor, o incluso la materia que les estaba enseñando.

Defensa Contra las Artes Oscuras se convirtió en un momento en que Lupin se dedicó a los temas del libro de texto, informando a los estudiantes sobre todo tipo de criaturas que vivían en el mundo mágico y también asegurándose de que cada estudiante aprendiera al menos un Protego sólido.

La primera clase fue un poco incómoda ya que Draco no se sintió muy honrado cuando Lupin lo eligió para mostrarles a los estudiantes cómo debería ser un Protego adecuado. El joven Slytherin sabía que podía manejar el hechizo de manera confiable, sin embargo, no estaba seguro de cómo vería Lupin su actitud que lo ayudó de alguna manera a crear a Black. Pero para sorpresa de Draco, Lupin no movió una ceja cuando vio la forma en que el joven se puso de pie, esperó a que Draco asintiera y le envió un Expelliermus, que el Slytherin desvió juguetonamente.

Después de una breve demostración, Lupin decidió que Draco era lo suficientemente capaz como Protego para ayudar a sus compañeros de estudios, mientras que el rubio... No podía imaginarse que alguien agradecería su ayuda, pero algunas personas lo hicieron, y Draco se encontró así mismo en una posición donde las palabras de Black resonaban en su cabeza mientras las repetía a los tres Ravenclaws. Se dio cuenta de que tenía mucha suerte en esto, porque si tenían Defensa junto con Gryffindor, el perro probablemente no habría ladrado con su ayuda.

El resto de las lecciones de Lupin transcurrieron de manera similar, con la excepción de una en la que el profesor Snape asistió. Con respecto a él, Draco estaba un poco confundido, después de tres semanas Severus lo ignoraba descaradamente, pero había momentos donde podía sentir su mirada de preocupación. Era como si no estuviera en clase, pero a la vez sí, lo cual Draco no sabía qué pensar, pero aun así se sentía mejor que las miradas de odio que estaba recibiendo de sus compañeros de clase de Slytherin y Weasley, Potter lo evitaba con miradas y en general.

A medida que se acercaba octubre, Draco se inscribió en el grupo de Lupin para estudiantes interesados ​​en aprender encantamientos ofensivos, aunque se le torció la boca al pensar en tener que enfrentarse de nuevo al trío Potter-Weasley-Granger durante la clase y a un montón de molestos Gryffindors, sin embargo, quería aprender algo, por lo que tendría que sufrir.

Unos días antes de la primera lección, recibió una carta de Black. Rápidamente lo escondió debajo de su túnica en el Gran Salón, rascó a Nezbeda y se retiró a su habitación para leer la escritura. Sus manos temblaban cuando abrió el sobre, su estómago se contrajo porque...Sentía nostalgia y realmente pensó que no escucharía una palabra de Black por un año, pero cuando comenzó a leer las líneas, una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

Una pequeña voz le dijo que no era bueno que Black supiera exactamente lo que pasaba por la mente del joven, pero el Gryffindor le estaba diciendo exactamente lo que Draco necesitaba escuchar en la carta.