Capítulo 2 - Crescenta

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El sonido incesante de las alarmas fue silenciado y en su lugar un ruido sordo le siguió, apagando las luces del pasillo, dejando que todo quedara en penumbras de no ser por un pequeño resquicio de la parte superior por donde se filtraba la luz natural de la noche.

El ambiente prosiguió con una quietud de alarma, donde no lograba escuchar ni el fugaz soplo de una respiración, como si se tratara de un juego en el que cualquier movimiento alertara al enemigo y este lo llevara directo al peligro inminente.

En cuestión de segundos que parecieron largas horas, la luz y el sistema de seguridad se reestableció. Nada en nuestra escena parecía haber cambiado, al menos no nada que fuera perceptible.

Con la mirada desenfocada y mi cuerpo ausente, que se sentía ajeno ante toda la conmoción de la que era partícipe, intentaba resolver lo que sucedía en ese momento, a pesar de que nada en mí parecía responder las órdenes que mi cerebro daba.

—Maksimilian Rosenthal ha sido asesinado. —El grito desgarrador de uno de los asistentes me hizo volver en sí, alertando a todos para dar la cruenta noticia.

—No... no es posible —musité apenas en un hilo de voz aún con el semblante tembloroso.

—El abuelo... —Eli se dirigió a Mari, buscado la confirmación de que nuestro abuelo había muerto, que había sido asesinado.

—Ese fue su objetivo desde el principio —respondió con la cabeza gacha, controlando cada uno de sus movimientos mientras seguía mirando con repudio al cadáver que yacía a su costado.

—¿Qué haremos ahora?

—Tranquilízate Eli, la seguridad de nuestra hermana es una prioridad en este momento.

El sonido del sistema se activó nuevamente, ocasionando que todos los accesos y entradas empezaran a operarse automáticamente, cerrando el paso en todos los corredores.

—Debemos apresurarnos, en seguida. —Mi hermana continuó, instándonos a abandonar la macabra escena con los cadáveres consumiéndose en aquel fluido sangriento—. Los malditos que queden no van a poder escapar ­—escupió con repulsión.

Mis hermanos me indicaron cruzar el pasillo hasta topar un muro tapizado, en donde aparentemente no había salida alguna, puesto que para ese momento todos los accesos se encontraban bloqueados.

Mi hermana colocó su mano al centro donde se ubicaba un pequeño espejo del tamaño de uno compacto, para deslizarlo y dejar entrever un escáner con lector de huellas digital. Al realizar la acción, el muro dejo vislumbrar una entrada hacia lo que parecía ser un elevador oculto. Hizo que Eli y yo pasáramos, cerrando el acceso con premura.

—¡Espera, Mari! —exclamé antes de que pudiera alejarse y el elevador se bloqueara por completo.

—No te preocupes, Eli te llevará a la base. Voy a ayudar a nuestros padres. Nos veremos pronto. —enunció en los escasos segundos que pudo antes de ocultarnos por completo.

—Vamos, Mily, Mari estará bien —Mi hermano asintió, colocando su índice sobre el lector interno y dictando una serie numérica a la pantalla de este.

Descendimos hasta lo que yo supuse se encontraría el estacionamiento o el almacén, pero mi sorpresa al abrir la puerta del elevador fue encontrarnos con un largo pasillo del que no tenía idea de a dónde dirigía.

—Nos encontramos en lo más profundo de la residencia. Este es un lugar seguro. Nadie que no sea de nuestra familia puede acceder a él —añadió conduciéndome por una bifurcación hasta lo que parecía ser la entrada a una habitación.

Crescenta: El heraldo de la Luna (ONC 2023)Where stories live. Discover now