La noche más linda [Pedri & Gavi]

33.

Durante el desayuno no dije ninguna palabra, no podía ya que mi mente estaba trabajando arduamente en una respuesta que esté dentro del borde del respeto, porque no queria que sacaran tres titulares míos en 8 tipos de diarios.

–. Joder Gavi, estás en otro mundo eh– Mencionó Rodri, levanté la vista del plato y miré a mi alrededor, al ver la mirada de Pedro supe que apenas estemos solos si o si me haría aunque sea una pregunta.

–. Ya, ya, solamente estoy pensando en el próximo partido– Dije mientras cogía mi vaso y tomaba todo el jugo restante que había en él.

–. Al final hoy entrenamos más tarde ¿no?– Dijo Pedri, todos asintieron y él repitió su acción pero parecía que tenía algo en mente.

Ya no aguantaba un segundo más en esa mesa, así que me levanté y fui a llevar mi plato en el lugar correspondiente. Cuando me dí media vuelta para volver a la mesa me topé con que Pedro también se había levantado a hacer lo mismo que yo.

–. Príncipe ¿vamos a la habitación?– Susurró únicamente para que yo lo escuchara. Asentí ligeramente y ambos subimos en silencio.

Cuando la puerta se cerró logré soltar todo ese aire que llevaba reteniendo en un suspiro, él de acercó a paso lento y me envolvió en un abrazo.

–. Estás extraño ¿que sucede?– Preguntó con un tono bajo.

–. Nada importante, solo... estoy cansado– Me deje mimar y apoyé mi cabeza sobre su hombro mientras que cerraba los ojos.

–. ¿No pudiste dormir bien?– Negué lentamente –. Si quieres puedes descansar hasta... ¿que hora era tu entrevista?– Apreté los labios antes de hablar.

–. 10:15– Él sacó su móvil del bolsillo para revisar la hora actual.

–. Pues estás de suerte, son apenas las 8:50, así que venga, a descansar mi vida– Se separó de mi y fue a cerrar las cortinas y encender el aire acondicionado –. Ven, ven–

Me acerqué y esperé a que se acueste primero para poder apoyarme en su pecho y disfrutar de su compañía.

Sus brazos rodearon mi espalda baja, dejaba suaves caricias por la zona mientras que la habitación permanecía en silencio, un silencio cómodo que solamente se rompió en el momento que me removi un poco para acomodarme.

–. Te amo demasiado– Susurré antes de esconder la cabeza en su cuello.

–. ¿Y eso?– Me separé únicamente para verlo y su sonrisa logró callar todos los malos pensamientos que invadian mi mente –. Yo igual, te amo de aquí hasta el infinito–

–. Me gusta recordártelo– Por mucho que sintiera que en estos momentos todo era perfecto, sentía una pequeña espinita en el pecho que me obligaba a hablar.

Me senté en la cama y tomé sus manos, entrelazando nuestros dedos –. Eres lo mejor que me pasó en la vida– Dije directamente, las pocas veces que podía encontrar las palabras correctas para expresarme las aprovechaba al máximo –. Es qué... desde que tú estás conmigo mi vida ha mejorado muchísimo, sé que tal vez diga lo mismo siempre y todo eso, pero de verdad– Pare de hablar un momento y cogí un poco de aire –. Quiero que estés a mi lado siempre–

Una sonrisa enternecida adornaba su rostro, yo juraría que cada día estaba más enamorado de él.

–. Amor, eres el mejor– Dijo antes de abalanzarse sobre mi y comenzar a dejar besos por todo mi rostro –. ¿Cómo puedo tener un novio tan perfecto?– Solté una risa y continuó repartiendo besos cortos que a la larga terminaron por hacerme cosquillas.