-¿Que te pasa Riley? Te veo decaída-. Comentó Osmar, terminando de acomodar todo y arrimándose a la peli-roja, quien se encontraba algo alejada contemplando el cielo. -Sabes que no lo vamos a lograr ¿verdad?-. Suspiró al ver a Osmar acercándose. -No digas eso, recuerda las palabras de X.O.R-. Argumentó. -Lo imposible siempre es posible-. Dijeron a la vez. -Si vamos a revivir al hombre de morado, vamos a necesitar a un alma corrompida, y en este bosque no se encuentran almas corrompidas-. Comentó Riley, dejando caer una lagrima. -Fede me va a odiar-. Agregó, dejándose caer hacia atrás. -Oh vamos, no digas eso. Eres como una hermana para él ¿Cómo te va a odiar?-. Añadió Osmar, mostrando cierta seguridad en sus palabras. Riley se recompuso con un rápido movimiento. -¿Que no lo recuerdas? Fede pudo hasta cantar cuando el boludo hizo su acto. Realmente le importa-. Dijo, para luego fruncir el ceño. -¡Maldita sea! ¡¿Por que el forro tuvo que besarlo delante de todos?!-. Gritó entre lágrimas. -Este pelotudo se va a morir y Fede se va a quedar... solo... otra vez-. Concluyó enfurecida. Osmar le colocó una mano en su hombro. -Tranquilízate Riley, no todo está perdido. ¿No recuerdas como era yo cuando llegué? Somos del mismo lugar, dale tiempo para que comprenda las cosas-. Dijo con un tono suave en su voz, intentando tranquilizar a la contraria. -¡No tenemos tiempo!-. Gritó. - La única manera de que revivamos al pibe es que uno de nosotros use las reservas que nos dio X.O.R... ¡Básicamente uno de nosotros se va a tener que sacrificar! ¡¿Cuál es el sentido de esta misión?!-. Chilló la peli-roja, alterándose más de lo que ya estaba. -Riley, relájate, esto no va a resolver nada...-. Suspiró. La chica del Alto Mando le iba a responder, pero paró al oír unas voces conocidas; habían regresado. -¡Perdonen la demora! ¡Alguien se puso de meloso!-. Chilló Félix a lo lejos. -Hablaremos de esto más tarde. Por ahora, intenta tranquilizarte. Si no lo haces por ti, hazlo por él-. Finalizó Osmar, mientras se levantaba para recibir a la pareja. -¡Bueno bueno! Se tomaron su tiempo-. Rio el peli-morado. -Ya ves, díselo al amigo-. Comentó con una sonrisa pícara.

Fede volteó a ver a otro lado con cierta cara de vergüenza

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Fede volteó a ver a otro lado con cierta cara de vergüenza. Osmar soltó una carcajada, seguida por una de Félix, y los tres se arrimaron al circulo de piedras que Riley había colocado para hacer la fogata. La pareja comenzó a colocar los palos y troncos que habían encontrado por el bosque en lo que Osmar llamaba a voces a Riley para que se juntara con ellos. -¿Saben? En mi tierra es muy común pinchar comida en palos y cocinarla a fuego lento-. Comentó Félix mientras terminaba de colocar los palos restantes.-¿Quién es el más bruto aquí?-. Preguntó Osmar. Los dos restantes voltearon a ver a Fede, quien se encontraba tumbado en el suelo jugando con lo que parecían ser dos huesos. El peli-morado se acercó a el y le dio un par de piedras. -Necesito que enciendas la fogata-. El albino asintió e hizo lo que le pidieron. -¿Quien tiene hambre?-. Chilló Osmar con una emoción inaguantable. Los demás se rieron y se sentaron en unos troncos que Osmar había acomodado alrededor de la fogata. Riley se arrimó a la maleta y sacó las reservas del jabalí. -Coman ahora o quéjense para siempre-. Comentó con cierta sátira. Los cuatro rieron ante el comentario y se repartieron las provisiones entre sí. Osmar aprovechó este momento y se arrimó a la peli-roja. -Distráete un rato ¿Quieres?-. Riley le asintió, dándole una sonrisa como regalo. A todo esto, Félix le mostraba a Fede como pinchaba la carne en un palo y la ponía al fuego. -Con este método se cocina. Tarda un poco pero vale la pena-. El mayor lo observaba con mucha atención, puesto a que le encantaba replicar las cosas que hacía Félix. -Pruébalo, pero ten cuidado que está caliente-. Le comentó, y acto seguido le dio de comer como si de un bebé se tratase.

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