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Las luces de los faroles de las calles iluminaban su rostro pálido y paralizado. No escuchaba nada, no lograba escuchar nada.

El disparo, los golpes palpitando en su piel, los gritos, la sangre...

No lograba distinguir si los efectos de la marihuana y cocaína seguian en su sistema, tampoco lograba distinguir si el olor que tiene impregnado en su nariz es del cloroformo o es el de la sangre salicada... O el olor del hombre que estuvo encima suyo.

Solamente estaba usando sus sentidos, sintiendo cada parte de su cuerpo temblar, quizás de frío, o de los recuerdos tan traumatizantes de lo que sucedió.

Miró a Jack, quien también se veía ido. Mirando sus manos y luego mirandola a ella, viendo la sangre, recordando todo lo sucedido.

—¿Alec está en tu departamento?—La voz rasposa de Román saca de la enoñacion a ambos adolescentes. Jack mira a Mara, quién cayendo nuevamente en la realidad, también lo mira y niega, sin poder encontrar su voz en el fondo de su garganta

—No está.—Su voz, más profunda de lo que en realidad es, hizo asentir al más tranquilo del auto, quien comenzó a conducir hacía la casa de Marayah que no estaba lejos. Al minuto ya había estacionado afuera.

Ambos hombres salieron del auto sin problema, pero Mara apenas podía moverse. Su zona abdominal dolía a horrores, sintió náuseas al sacar el pie y hacer fuerza para salir, Román, el cual tenía más experiencia le murmuró a Jack lo que sucedía, el ya pasó por golpizas y ese dolor lo recordaba como si fuera ayer.

Jack se acercó con la intención de ayudarla, pero Mara levanto su mano, sin mirarlo.

—¡Yo puedo!—Se cansó de sentirse una víctima, tan inútil e insignificante, al menos quiere hacer algo tan simple por si misma que era ponerse de pie.

Sus piernas temblaron y una lágrima se escapó de su ojo, ya salió del auto, pero no tenía fuerzas, sus músculos abdominales se rehusaron a colaborar para enderezarse y su vista se nublo. Jack apareció justo antes de que sus rodillas toquen el suelo, Mara soltó un insulto junto a un sollozo.

—Esta bien, no llores, pulga.—Susurro Jack, tomándola entre sus brazos y alzandola, disimulando el esfuerzo, ya que el también fue golpeado.

(...)

Román camino hacia al dúo con todo lo que encontró útil en el freezer, le tendió dos bolsa de frijoles, dos bolsas de gel congelados a Jack y el se quedó con una bolsa de morrones disecados.

Apenas Jack dejó a Mara en el sofá, ella se durmió, aunque ambos no estaban seguros si se durmió o en realidad se desmayó. No tenía buena pinta, ni física, ni mental, ambos estaban al tanto de el consumo de cocaína y estuvieron atentos a qué no levanté fiebre o vomite.

FAME•Jack Champion//Jamie FlattersWhere stories live. Discover now