La fama es increíble.
Ser famosa apesta.
Eso pensaba el trío de oro al hablar de cómo te sacan fotos a donde sea que vayas, que te romantizan niñas de 15 años y hacen videos en tiktok sexualizandote.
Pero, ¿esto se trata de la fama?
No. Esto se tr...
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A partir de este capítulo, lo que está en negrita es lo que se habla en ingles, ya que todo lo que se hablará será en español, claramente🫡
La mirada de Marayah se encontraba recorriendo las fotos de la pared de la cocina de su madre.
En solamente dos fotos aparecía ella, una de pequeña luego de su función de teatro con su madre, padrastro, Alec y el ramo de flores que el le había obsequiado, luego en otra que estaban todos los anteriores en la piscina de afuera, junto a Jack que la sostenía sobre sus hombros. Después el resto de fotos era muy variada. Solamente le llamo la atención una foto en particular, dónde estaba su ya fallecida perra Peppa. Estaba durmiendo panza para arriba con sus cabellos blancos y negros resaltando a la luz del sol.
Está casa no tenía la misma escencia de antes sin ella. Ella era muy, demasiado hiperativa. Le sacó canas de todos los colores a su madre por la gran cantidad de rebeldías que hacía, cómo romper los almohadones del sillón, escaparse a la casa del vecino a meterse a la piscina ajena o las millones de veces que la llevo al veterinario porque tragaba cosas que no debía.
Dio un sorbo al mate que tenía en su mano derecha, sin darse cuenta, lágrimas caían por su mejilla. Al sentirlas, suspiro profundamente y se las secó.
-¿Te gustaría tener un perro?-Jack habla detrás suyo, ella se gira y le escanea de arriba a abajo.
Estaba con unos shorts de jean negros y una camisa negra también. En América era muy común ir en traje a los velorios pero ella le dijo que acá no debía de ser tan formal. Mientras sea de negro estaba bien. Tampoco se podría usar traje siendo verano.
-Me gustaría pero me atormentaría pensar que en algún momento morirá.-Le da otro sorbo a la bombilla, para luego acercarse a la isla de la cocina donde estaba el termo y la azucarera. Jack se sentó a su lado y le limpio las lágrimas de las mejillas. Mara suelta una risita-Estoy muy... Sensible.-Jack asiente comprensivo. Mara le ofrece un mate y el lo acepto gustoso.
La primera vez que probó el tan amado mate Argentino dijo que no le gustó luego de dar el primer sorbo, pero después siguió pidiendo más, y así fue como cada vez que ve un mate cerca, pide uno con mucha azúcar. Algo usual ya que en su casa a cualquier hora se toma mate, aunque no le guste, iba a seguir tomándolo.
-¿Tomaste la medicación?-Mara asiente, con el codo en la mesada de mármol negra deja el peso de su rostro en su mano derecha, examinandolo. Se veía muy atractivo de negro, a pesar de qué todavía tenía sus rulos como cesped despeinado.-¿Tu madre ya se fue?-Volvio a asentir
-Me dejó su auto para que vayamos. En una hora debemos estar allá.-Mara se pone de pie y camina hacía el microondas, lo abre y saca unos panqueques, la mirada de Jack se ilumina al verlos-Antes de irse me dijo que preparo esto para nosotros-
-Oh, la amo tanto.-Le tiende el plato, para luego sacar de la heladera dulce de leche, un cuchillo de un cajón y sentarse devuelta a su lado. Marayah comienza a esparcir el dulce de leche en la masa, lo enrolla y se lo tiende, Jack casi sin respirar se lo come entero y luego le lanza una mirada digna del gato con botas
