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Mientras más la esperanza crecía en los corazones de los que amaban a la pequeña niña, más dolorosa sería la noticia.

-Rápido, comienzan con el RCP- dijo una enfermera mientras otros preparaban el desfibrilador. 

-Cargada, despejen- dijo un doctor y dos planchas frías mandaron una corriente eléctrica al corazón de la niña..

-Nada- 

Lo intentaron por una hora con esperanza de salvarla. 

Dos demonios y un ángel caminaban tranquilos por los pasillos del hospital, con un nuevo ramo de flores, un libro y un cuaderno para dibujar. Sus pies se fueron deteniendo al ver un grupo de enfermeros salir de la habitación de Ángel, por un segundo y sin necesidad de usar sus poderes, el tiempo se detuvo. 

-¿Son la familia de Ángel j. Crowley?-preguntó el doctor. 

-Si ¿Que sucedió?-

Esta era la parte más difícil de ser una persona cuyo oficio es salvar personas, duele ver cómo los familiares se derrumban ante la inevitable frase, ante la muerte de sus seres amados. Fue lo mismo con los tres seres sobrenaturales al ver cómo el doctor les comunicaba el fallecimiento de su hija. 

-Hicimos todo lo necesario para salvarla- dijo intentando brindar un poco de apoyo, pero nada serviría ; él también estaba afectado, no era fácil no poder salvar a alguien.

Crowley lloraba cómo si no hubiera un mañana, no cumplio su promesa. 

Beelzebub estaba en shock, no sabía cómo reaccionar.

Y Aziraphale perdió lo único que era suyo, a su hija. Ya no habría segunda oportunidad, el brillo en los ojos de una niña que lo amaba y él la amaba desapareció de la tierra. 

Ahí estaba el pequeño cuerpo de Ángel Juliet Crowley, inerte, sin mencionar que ya no era la niña que Dios le había entregado. Aquella de suave y blanca piel, ahora era negra con manchones rojos cómo el carbón cuando ardía; su hermoso cabello pelirrojo había desaparecido y aquellos ojos azules que se habían cerrado hace días, ahora  no volverían a ver a sus padres o a su amiga nunca más. 

Nunca más la verían jugar, nunca más la verían reír, nunca más jugaría con ella, no tendría la oportunidad de verla crecer y nunca más la tendrían en sus brazos. 

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-¡Si será imbécil!- gritó Gabriel saliendo de su oficina. 

-Te lo dije- dijo Michael detrás de él.

-¡Se que me lo dijiste...Todos me lo dijeron! Pero ese humano debía matar a Crowley no a la niña-

-Tu le dijiste que desistiera de ambos- recordó Michael. 

-Señor- dijo un ángel temeroso

-¡¿Qué?!-

-Dios lo mandó a llamar- la voz temblorosa del ángel, aquel mensaje  dejó petrificado al arcángel.

-Ve yo me ocupé del humano- dijo Michael. 

Gabriel nunca había tenido tanto miedo en su existencia, tal vez cuando peleó en la gran batalla. Sin embargo Gabriel, creía, que era llamado por lo acontecido. 

La puerta de la oficina era inmensa, cómo el todopoderoso. Pero al entrar no encontró una oficina, sino el jardín del Edén. 

-Por aquí, Gabriel- 

Un nuevo plan inefableWhere stories live. Discover now