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El primer día de escuela había llegado para ángel, apenas si pasaban de las 6:15 de la mañana.

Sin dudar Aziraphale amaba la cocina de su casa, bueno era una de las tantas habitaciones que amaba, pero lo que más gustaba era poder cocinar cosas dulces poder hacer su propia comida era algo que no había probado nunca en los 6000 años que lleva en la tierra; le encantaba.

-Buenos días mi ángel- la voz de Crowley era tan roca cuando despertaba que el ángel no podía resistirse de ninguna forma.

-Buenos días mi lindo demonio- dijo volteandose para saludarlo. El beso que comenzó con inocencia comenzó a tornarse poco a poco más apasionado, y hubiera terminado en mayores si no era por la tetera y la cafetera comenzaron a hacer ruido. - Si me disculpas debo preparar el desayuno- dijo separándose para comenzar.

-Ángel, ven a la cama. Despiertala en una hora, vamossss- siseo, aun con sueño Crowley abrazo a su compañero por la espalda -Mi amor, vamos- dijo y comenzó a besar el cuello del ángel.

-Cro-crowley por favor, apenas la dejemos en la escuela...tendremos toda la casa para nosotros- dijo pegando más su cuerpo.

-Me encantaba cuando eres tan apetecible- dijo abrazándolo con más fuerza. Ambos agradecen que la niña siguiera dormida o podría ver a sus padres acariciándose de forma indebida.

El pequeño reloj con forma de serpiente sonó exactamente a las 6:20 de la mañana, Ángel con pereza se levantó, se frotó la cara y se quedó por unos segundos viendo aquel uniforme bordo y su mochila color rosa.

-Buenos días mi hermosa niña- dijo Aziraphale entrando. Ángel en cierto sentido era parecida a Crowley y eso era algo que al ángel le encantaba, aunque le costara demasiado levantarlos en la mañana. Y la imagen que el gentil padre veía era un tanto graciosa, la pequeña se había enredado todo el cabello mientras dormía y sin contar que aun estaba algo dormida.

-Buenos días- bostezo de manera tal que parecía una serpiente al abrir su boca. Aziraphale se acercó y la tomó en sus brazos, ángel sin dudarlo recostó su cabeza en el hombro de su padre volviéndose a dormir.

-Mi linda niña, ¿no irás a la escuela?- solo eso necesito para que la menor despertara de un golpe.

-¿Es hoy?-

-Si, ve a lavarte la cara y baja a desayunar- dijo y le dio un beso en la mejilla.

No tardó mucho en prepararse, se había olvidado completamente del primer día de clases. Miro su cabello rojo y enmarañado, no le agradaba cómo se veía pero su papi siempre lo trenzaba o peinaba de manera que parecía una princesa.

-Buenos días- dijo alegre la niña entrando en la cocina.

-Buenos días mi serpiente ¿Cómo dormiste?- Crowley ya estaba de humor para empezar la mañana.

-Bien, me olvidé de que hoy comenzaba jeje- observo todo su desayuno. Aziraphale preparaba siempre un poco más de lo normal, lo que hacía que ángel comiera 4 comidas al día.

Los tres desayunaron tranquilos o eso es lo que parecía, los nervios los carcomen a la familia. No era cómo si ángel nunca hubiera convivido con humanos, tenía amigos en el parque y cuando estuvo en sala de 5 pero no siempre se llevaba bien con los niños y eso era lo que le preocupaba a los padres.

-Papi me peinas, por favor-

-Oh querida lo siento, pero tengo que preparar tu almuerzo-

-Papá me peinas por favor- volvió a intentar.

-Claro, pero primero vístete- dijo el demonio y siguió con su lectura sobre cómo cuidar a las rosas en invierno.

Ángel subió a su alcoba y se apresuró a vestirse, se le complicó abrochar la camisa de forma derecha y la corbata.

Un nuevo plan inefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora