Después de que el gobernador atacara la prisión, Khai hará todo lo posible para encontrar a su hermanita y a su grupo, con la ayuda de su mejor amigo Glenn, una "enemiga" que se había vuelto amiga y tres nuevos sujetos, entre ellos una latina que ro...
—Hey —Rosita se acercó a mi y tomó mi mano— la vas a encontrar —la miré — no creas que estuve de chismosa escuchando todo —rió nerviosa— es solo que tu y ese niño no estaban hablando muy bajito que digamos —me sonrió y yo sonreí o bueno traté de hacerlo
—¿Y si tiene razón? —suspiré y la miré a los ojos— y si mi hermana en verdad está muerta y-y
—Hey no, no no no —me abrazó— no pienses en eso, estoy segura que tu hermana está viva esperando que su bonita hermana mayor la encuentre —se separó del abrazo y me tomó de las mejillas— y lo vas a lograr y yo te ayudaré, porque te hice una promesa y yo no rompo mis promesas
Suspiré y luego le sonreí, por alguna razón lograba tranquilizarme cuando Rosita estaba cerca
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No se cuanto llevábamos aquí encerrados en el vagón, la mayoría había encontrado algo con que atacar en caso de que abrieran el vagón y entrara alguien
—Tengo hambre —la voz de Tara me sacó de mis pensamientos
—Ya lo dijiste un chingo de veces —Rosita la miró con cara de aburrimiento
—Pero es que tengo hambre —Tara hizo un pequeño puchero — quisiera estar en mi cuarto viendo una película y comiendo una gran hamburguesa con muchas papas y una Coca Cola —cerró sus ojos y luego soltó un suspiro — o una pizza con orilla de queso y mucha mucha piña —hice una mueca de asco ¿quién mierda come pizza con piña?
—¿Quién come pizza con piña? —Rosita preguntó
—La pizza con piña es lo mejor de este mundo —Tara miró a Rosita y le sacó la lengua — ¿si o no Khai?
—Lo siento Tara pero prefiero comer el cerebro podrido de un caminante a comer pizza con piña —Rosita soltó una carcajada al ver la cara de ofendida de Tara
—Chócalas —choqué palmas con Ro
—De ahora en adelante ustedes y yo dejamos de ser amigas, no puedo confiarle mi vida a alguien que no le gusta la pizza con piña —nos sacó el dedo del medio
Rosita y yo comenzamos a reír, hasta que escuchamos movimiento y voces afuera del vagón
—Cállate —escuchamos a alguien decir, Tara, Rosita y yo nos levantamos de nuestro lugar
—De acuerdo —Daryl miraba a través de una ranura que tenía el vagón— cuatro de los desgraciados vienen hacia acá — nos miró, Rick dejó lo que estaba haciendo y se levantó
—Todos saben lo que tiene que hacer —todos comenzaron a levantarse — primero a los ojos, luego a la garganta — me coloqué a un lado de Rosita
Todos mirábamos a la entrada del vagón, esperando que los hijos de puta entraran
—Pongan la espalda contra uno de los extremos del coche —dijo alguien de afuera— ¡ahora!
La parte de arriba del vagón se abrió, algo confundida miré hacia arriba y los demás también miraron
