Capítulo 8 [FINAL]

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Falta un día para el fin del mundo

Minho ni siquiera sabe por qué está conduciendo. Ya no tiene a dónde ir, ningún lugar al que pueda llamar hogar. Había encontrado uno dentro de los brazos de Jisung, en el sonido de su nombre en sus labios, en la sensación de su cabello entre sus dedos. Pero ahora, su único hogar está durmiendo en su cama a un par de millas de distancia, y Minho nunca se ha sentido tan vacío.

Mira fijamente el camino frente a él, haciendo todo lo posible por ignorar el dolorido vacío dentro de su pecho. No puede llorar, ni gritar, porque hasta respirar le duele. Le duele en la parte posterior de la garganta, en las esquinas de los ojos, en la boca del estómago y en las manos, que están agarrando el volante con demasiada fuerza. Y duele aún más cuando mira el asiento del pasajero vacío a su lado.

Por mucho que intente evitarlo y concentrarse únicamente en el camino por delante, Minho sigue reviviendo sus últimos momentos junto a Jisung: la forma en que su piel ardía contra sus labios durante ese último beso, el suave sonido de su respiración, el rostro dormido de Jisung, que parecía demasiado pacífico para una separación forzosa, y las palabras que nunca llegó a escuchar. Esas confesiones susurradas aún resuenan dentro de la cabeza de Minho, junto con una dolorosa colección de arrepentimientos y la certeza de que Jisung merecía saber cuánto lo amaba antes de abandonarlo para siempre.

Todavía está inmerso en esos pensamientos dolorosos, cuando nota el tupperware vacío en el asiento trasero. Lo ve a través del espejo retrovisor, asentado al lado de su bolso. Es el tupper que Jisung usó para darle las galletas, las mismas galletas que Minho rescató de su apartamento mientras huía de una multitud enojada.

De todas las cosas que pudo haber tomado, tomó las galletas de Jisung.

Y eso es lo que siguió eligiendo, una y otra vez: Han Jisung, y sus galletas, su cabello teñido de rubio, sus preguntas tontas, el siempre presente brillo en sus ojos, la forma en que suena su voz cuando pronuncia su nombre.

Y Jisung lo eligió a él.

De todas las personas con las que podría haber pasado el resto de sus días, Jisung lo eligió a él.

De repente, el vacío dentro del pecho de Minho es reemplazado por algo que quema todo su cuerpo, casi como si su sangre se hubiera convertido en fuego. Un fuego que grita dentro de su cabeza e invade su pecho con una realización urgente, casi violenta: 

Nos elegimos el uno al otro.

"¡Ah, maldita sea!" Minho grita, golpeando sus manos contra el volante antes de hacer un giro en violento para regresar.

Todo es borroso fuera del coche, los colores se mezclan y desaparecen a los lados de la carretera. Minho sabe que está conduciendo demasiado rápido, sabe que está agarrando el volante con demasiada fuerza, sabe que está pisando el acelerador con demasiada urgencia. Y también sabe que todavía no se está moviendo lo suficientemente rápido. No con tan poco tiempo que queda. No cuando el amor de su vida todavía está tan lejos de él.

>>>°<<<

Le duelen las piernas y siente el viento áspero en la cara. Puede sentir su corazón acelerado y sus músculos adoloridos por la tensión, pero solo hay un pensamiento dentro de su cabeza: tengo que alcanzarlo .

Jisung sigue pedaleando, las ruedas de su bicicleta levantan pequeñas rocas y polvo del suelo. Oye el zumbido de la vieja cadena y siente lo oxidados que están los pedales de tantos años en desuso. Pero sigue adelante, luchando contra las lágrimas que amenazan con derramarse de sus ojos.

I met you at the end of the world|MinsungOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz