16. Lugares vacíos

Comenzar desde el principio
                                    

Sentándose en su cama, se forzó a sí misma a tomar unas cuantas respiración profundas. El mal sueño de verdad la había afectado, incluso si estaba acostumbrada a revivir las muertes de sus compañeros al dormir. Este había sido diferente. No hubo ningún cuerpo ni los gritos de sus amigos muriendo y desangrándose frente a sus ojos, y aun así, la sensación que le había generado la pesadilla era realmente inquietante y difícil de quitarse de encima. Había estado aterrada, con una sensación de impotencia arraigada en sus huesos. Y luego estaba Levi, cubierto con sangre de pies a cabeza, el único que quedaba además de ella. No podía quitarse la imagen mental de las cosas inquietantes que dijo. Se sintió incorrecto, y al mismo tiempo, tenía demasiado sentido.

Nora se levantó antes de que comenzara a pensar demasiado sobre la situación muy real en la que estaban en ese momento, yendo a darse una ducha el final del pasillo. Lavarse el sudor de su sueño agitado la hizo sentirse mejor de inmediato. La pesadilla perdió algo de su agudeza en la fuerte luz del día y se las arregló para sacarla fuera de sus pensamientos.

Después de que se vistió con su ropa de civil otra vez ―una blusa holgada blanca con pantalones marrones que obtuvo en su corta parada en el antiguo cuartel general de la Legión de Reconocimiento―, no pudo retrasar el ir a ver a su capitán por más tiempo. Sola, por primera vez desde Stohess, desde que pelearon. Desde que lo había besado.

Joder. ¿Qué había estado pensando?

No había estado en sus cabales desde la expedición. Solo habían sido tres días desde que perdido a sus compañeros de escuadrón y pasó casi cada minuto desde ese momento en alerta. No hubo tiempo para recoger sus pedazos. En su lugar, Levi lo hizo por ella; cuidándola, dejándola pasar la noche en su dormitorio, peleando con ella, distrayéndola, quedándose a su lado a lo largo de todo el caos que explotó a su alrededor. Como si no hubiera nada más natural.

Todo lo que había ocurrido en los últimos días se sentía irreal. Era seguro decir que sus defensas estaban bajas, su control y razón no del todo disponibles para sus tomas de decisiones como normalmente estarían. Y luego estaba él, siendo exactamente lo que Nora necesitaba sin que ella supiera qué era, actuando como su ancla y saco de arena al mismo tiempo, mirándola justo de esa forma y diciendo todas esas cosas.

Así que, el beso ocurrió. Y su reacción no fue para nada como ella podría haberlo imaginado, incluso si tal vez tuvo que haberlo esperado después de todo lo que ya había ocurrido entre ellos. De igual manera era difícil que su mente asimilara la posibilidad de que él podría desearla de vuelta, desearla siquiera una fracción de lo mucho que ella lo deseaba. No obstante, la evidencia no podía ser ignorada, no con como su mente estaba obsesionada con cada pequeño detalle del incidente, los sutiles y los no tan sutiles.

«Una idea de mierda, en un mal momento», lo había llamado Levi. Eso sería verdad mientras vivieran, ahora más que nunca. El que él buscara su compañía por alguna razón, que su cuerpo claramente reaccionara al de ella, que estuviesen cerca, de cierta forma, no cambiaba la realidad.

Probablemente él apreciaría si no saltaba sobre él de nuevo.

Era muy tarde para ella, incluso si él no volvía a tocarla, tratar de no desearlo había sido una batalla perdida desde el principio, como nadar en contra de la corriente. Y se había estado ahogando desde el momento en que lo probó por primera vez.

Pero algo tan definitivo era muy probable que no se aplicara en él, lo cual, además de mantener por lo menos un tanto de dignidad, era otra gran razón para mantener la distancia, a todas horas.

Sintiéndose extremadamente avergonzada, Nora golpeó su puerta, una sola vez.

―Adelante.

Ella entró y, mirando alrededor, olfateando la frescura de la habitación, olvido su inseguridad.

Once More, with Feeling  [Levi Ackerman] TraducciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora