"¿Nervioso?"

852 46 0
                                    

Mara.

Le pedí ayuda a una "amiga" para que se encargara de sacar las llaves del profesor.
Como ella me hizo un favor, me toca devolvérselo.

Gracias a eso mi plan salió perfecto, no sé exactamente para qué hice eso, o bueno sí. Para fastidiarlo.

Espero no tener mayor consecuencias. Está claro que de la institución no me pueden echar, por el solo hecho de quienes son mis padres.

Así que la máxima consecuencia sería mandarme suspendida por uno o tres días. Cosa que dudo, ya que el profesor no se puso tan dramático.

He estado más al pendiente de la universidad, no he dejado de ir al taller a aprender de autos, solo es que ahora no voy tanto a fiestas.

Creo que es mejor para mí, no lo sé.
Me gusta ir a "molestar" al profesor.

Nueva entretención supongo. Aparte tiene que caer en algún chantaje mío. Todo el mundo tiene un precio. Y el de él no se demorará mucho para que salga a la luz. Si no llega a salir, tendré que investigar a fondo su vida, descubrir algún trapo sucio, y tenerlo a mis pies prácticamente, ya saben, si el profesor resulta ser un santurrón, con dinero, podre dañar su reputación y demás.

Creerán que estoy loca. Pero no, estoy desesperada. No quiero que mis padres se den cuenta de cualquier anomalía en mis estudios. No estoy dispuesta a sufrir las consecuencias si lo hacen.

Estoy en clases ahora mismo. Estoy sentada con Rubí, la que me ha estado ayudando con esto.


—Mara.—me habla Rubí.—Investigué al profesor y tengo información de calidad.

Me muestra una carpeta.

—A ver—intento arrebatarle la carpeta de la mano, pero me lo impide.

—No, primero mi paga.

—Cierto.—me paro.—ahora vuelvo.

Me acerco hasta donde está Roberto.

—Hola guapo.—me acerco a su oído a susurrarle.—te estaba viendo desde mi asiento, y me preguntaba si es que podríamos ir a charlar... —me quedo pensando unos segundos—¿al baño quizás?

Él me mira con la típica cara de hombre caliente.

Estúpido.

—V-vamos—contesta enseguida.

—Adelántate, yo te sigo—le guiño un ojo.

Asiente.

Cuando él sale, espero unos minutos para caminar tras de él.

—¿Señorita, para donde va?—me detiene la voz del profesor.

—Al baño.—contesto y no espero respuestas para salir.

Cuando llego, lo encuentro moviéndose de un lado al otro.

—¿Nervioso?—pregunto con una media sonrisa.

—n-no—se aclara la garganta—No.

—bien.—me acerco.—¿sabes por qué estamos aquí?

—No.—contesta rápidamente.

—Acércate.

Viene hasta donde estoy.

—¿Quieres besarme?—lo provoco acercando mis labios a los suyos.

—Sí...

—Mmm, te dejaré hacerlo con una condición.

—¿cuál?—su mirada no abandona mis labios.

—Respóndeme, ¿has sido un buen chico?—acaricio su cabello.

—Sí, uno muy bueno.—suspira.

—¿Seguro?—pregunto.

—Si, muy seguro—afirma.

—bueno, no te creo.

—¿Por qué?—responde embobado, pero estoy segura de que cuando le diga lo que sé, dejara de estarlo.

—porque no es de chico bueno golpear a una mujer—al instante me suelta.

—¿Qué?—puedo ver el miedo en su rostro—no sé dé lo que me hablas...

—Rubí, ¿te suena?—me llevo la mano a mi bolsillo, sacando mi manopla que me regaló el tipo que me enseña arreglar autos.

—no sé dé lo que me hablas—se aproxima a la puerta.

—No te recomiendo intentar huir, no podrás.

Suelta una carcajada nerviosa.

—¿Y qué harás?—me inspecciona—eres mujer, no podrás hacerlo, te tendría en el suelo en menos de un segundo.

—sabes, te aconsejaría nunca subestimar a una mujer...—sonrió lista para cumplir mi parte del trato con Rubí.

Mi querido accidente(NUEVA VERSIÓN)Where stories live. Discover now