𝐑𝐀𝐌𝐄́ || ❝ Eres el caos perfecto para mi tormenta. ❞
Cuando Catriona se ve en la obligación de marcharse de Charming no solo deja atrás la única vida que conoce, sino también a sus amigos y a gran parte de su familia. La trágica muerte de su pad...
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•─────── CAPÍTULO XI ───────•
ORGULLO HERIDO
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RAINE CONTEMPLÓ A SU EX CUÑADA EN SILENCIO. Postrada en la única cama con la que contaba aquella habitación del St. Thomas, Wendy dormía profundamente, con una mueca angustiada contrayendo sus facciones. Tenía el rímel corrido y el cabello algo sucio y despeinado, lo cual era lógico teniendo en cuenta que le habían practicado una cesárea de emergencia y que se había pasado los dos últimos días sedada y medicada. La mirada de la más joven se posó entonces en el vientre abultado de la que había sido la esposa de su hermano mayor, recordando que los médicos habían tenido que extraerle a Abel prematuramente debido a una sobredosis.
Raine profirió un lánguido suspiro, consciente de lo cerca que habían estado —y todavía estaban— de sufrir una tragedia. El Dr. Namid, junto a su equipo de cirujanos, estaba interviniendo a su sobrino en aquel preciso instante, a fin de corregir en la medida de lo posible el defecto congénito de su corazón, de ahí que hubiese decidido pasarse por el dormitorio de Wendy. La espera se le estaba haciendo eterna y ella ya no podía con la incertidumbre que la estaba carcomiendo por dentro. Necesitaba distraerse y despejar la mente.
La castaña se removió bajo las sábanas, ocasionando que Raine emergiera de sus turbulentas cavilaciones. Wendy entreabrió los ojos y parpadeó varias veces seguidas, para posteriormente soltar un quejido. Tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar y algo se removió en el interior de la menor de los Teller al darse cuenta de ello, de lo mal que lo debía de estar pasando. Y de lo culpable que debía de sentirse.
—¿Ra... Raine? —pronunció la mujer luego de virar la cabeza en su dirección. Su voz estaba ronca y cascada, por lo que se aclaró la garganta mientras trataba de reacomodarse sobre el colchón. Un nuevo siseo se escabulló de sus ajados labios, y es que los puntos de la cesárea estaban todavía muy recientes.
