𝐑𝐀𝐌𝐄́ || ❝ Eres el caos perfecto para mi tormenta. ❞
Cuando Catriona se ve en la obligación de marcharse de Charming no solo deja atrás la única vida que conoce, sino también a sus amigos y a gran parte de su familia. La trágica muerte de su pad...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
•─────── CAPÍTULO X ───────•
ME ALEGRA QUE HAYAS VUELTO
───────●◎•◎●───────
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )
◦✧ ✹ ✧◦
JAX NO HABÍA CAMBIADO NADA. El día anterior, cuando lo vio en el cementerio —más concretamente junto a la tumba de JT—, ya lo pensó: que lucía exactamente igual a como lo había conservado en su memoria. Pero ahora que había protagonizado un reencuentro en condiciones con el rubio y que había tenido la oportunidad de charlar con él, había podido confirmarlo. Y ya no solo hablaba del ámbito físico, sino que su personalidad también parecía haberse mantenido intacta. Jackson Teller siempre había sido un chico alegre y carismático, con la misma seguridad apabullante de la que hacían gala su progenitora y su hermana pequeña. Era el chico malo de Charming, aunque Catriona había llegado a conocerle lo suficiente como para saber que tenía buen fondo.
—No esperaba volver a verte por aquí, la verdad.
La voz de Jax volvió a colarse en sus oídos, haciendo que saliera en su ensimismamiento. La muchacha viró la cabeza hacia su izquierda, topándose con la tonificada figura del que ahora era el vicepresidente de los Hijos de la Anarquía. Este se había acomodado a su lado en la barra, ocupando el lugar que había dejado Chibs. Y es que el capitán de ruta, junto al novato que le había servido la bebida y que le había guiñado el ojo un par de veces, había tenido que regresar al trabajo ante la llegada de un nuevo cliente.
—Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos —continuó diciendo Jackson, justo antes de llevarse su botellín de cerveza a los labios. Le quedaba bien la barba—. Pero me alegra que hayas vuelto. —Aquello último lo pronunció mirándola a los ojos, haciéndola saber que hablaba totalmente en serio.