𝟑 | 𝐄𝐗𝐈𝐋𝐄 [ 𝒔𝒕𝒊𝒍𝒆𝒔 𝒔𝒕𝒊𝒍𝒊𝒏𝒔𝒌𝒊 ] ✔

[40] ✰ the supernatural does not exist

CAPÍTULO CUARENTA┆LO SOBRENATURAL NO EXISTE

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DESDE QUE SE SEPARARON, Stiles no dejó de correr por el bosque, y no necesitaba tener sentidos sobrenaturales para saber que Luna lo seguía.

—¡Luna, basta!

Pero aún así se detuvo un momento antes de girarse a verla, viendo como iba hacia él.

—Quiero hablar.

Pero Luna le enseñó sus colmillos, con sus ojos brillando de su color escarlata por un momento.

—Claro, hablemos.

Y una lucha entre ellos comenzó.

Stiles trataba de esquivar sus golpes y rasguños, ya que Luna realmente era buena en combate y sabía pelear, pero en un descuido pudo agarrar su muñeca derecha.

—Luna, si me das un segundo, puedo decirte la verdad.

—Has matado a inocentes.

—¡No fui yo! —pero ella gruñó en voz baja—. Bien, sí. Tal vez sí fui yo pero no era mi consciente yo. ¿Me entiendes?

—En realidad no.

—No, ni yo.

Luna solamente le dio un puñetazo haciendo que la soltara. Stiles se hizo a un lado esquivando una patada que le iba a dar, pero Luna le dio otra que hizo que chocara contra un árbol.

—Sé que crees que quieres matarme, pero eso no es cierto. No creo que seas capaz. Algo dentro de ti lo sabe.

—¡Cállate!

Y Luna le dio una patada al costado del abdomen, que lo hizo caer al suelo.

—Es lo que el Nogitsune quiere. Quiere que yo muera en tus brazos esta vez. ¿Estás lista para eso? Porque yo no me dejaré.

[•••]

Llegaron hasta un acantilado, siendo Stiles quien estaba al borde y Luna frente a él, tratando de atacarlo. Ya estaba amaneciendo.

Estuvieron toda la noche peleando.

—¿Qué tengo que hacer para que pares y escuches? —exclamó irritado Stiles, sintiendo como piedritas caían al vacío. Luna lo siguió apuntando con una última daga, por lo que suspiró—. De acuerdo...

Y se acercó, haciendo que la daga se clavara en su abdomen. Trató de que no fuera profundo. Luna se sorprendió ante eso, y a los segundos quitó la daga antes de dejarla caer al suelo.

Stiles pudo sentir como su camiseta se manchaba con su sangre.

—Está bien, me mataste. ¿Ahora podemos hablar?