―¿Entonces por qué estás aquí, si no es porque piensas que debes hacerlo? ―Los sollozos y lágrimas no se detenían, estrujando su cuerpo desplomado y derrotado.

―Supongo que por la misma razón de ayer ―dijo Levi suavemente. Nora pensó en ellos sentados bajo el cielo nocturno, sus manos en las de ella, su mirada cálida e indefensa. Ahora él estaba evitando su mirada―. Deja de hacerme preguntas de las que sabes la respuesta, mocosa. Estoy aquí porque quiero estarlo y no me importa una mierda si quieres que me vaya.

No estaba en condiciones de reflexionar sobre sus palabras y lo que se suponía que debía saber. Su cabeza estaba girando y el dolor por el que estaba pasando era demasiado para procesar, la sofocaba. Nora no era capaz de sentirlo por completo; una parte de ella estaba apagada, muerta y lo que quedaba de ella estaba repleto de sufrimiento y rabia. Levi jaló de sus brazos, tirando de su cuerpo flojo y entumecido para pararla con algo de dificultad.

De inmediato, ella recordó su lesión.

―Tu pierna- deberías descansar.

―Tsk. No seas ridícula. ―Dejó ir su muñeca. Su otra mano descendió y envolvió sus largos dedos alrededor de su pequeña mano como si fue la cosa más natural―. Vamos.

Levi abrió la puerta y jaló de ella.

←◈→

La guio a lo que debía que ser su dormitorio esa noche. Como capitán, tenía espacio suficiente para una cama, un escritorio y una mesa en la esquina con dos sillas. En la pared contraria a la cama había otra puerta, probablemente llevaba a un baño privado.

Levi cerró la puerta detrás de ellos. Estar allí se sentía irreal. Nada sobre hoy se sentía real.

―Ve a darte una ducha ―le ordenó en una voz que no dejaba lugar para objeciones―. Estás sucia y tu ropa está arruinada y asquerosa. Te conseguiré algo para que puedas cambiarte. ―Ella notó como él ya estaba inmaculadamente limpio, había cambiado su uniforme por un atuendo de civil: una camiseta gris y pantalones negros. Ella, por otro lado, estaba cubierta de sangre, tierra y sudor, en ese orden. Sus pantalones y camisa estaban rasgados en varios lugares donde pedazos destrozados de sus propias cuchillas la cortaron, revelando las vendas que estaban debajo, ya manchadas con sangre que se estaba filtrando, especialmente donde los puntos no fueron necesarios.

Nora no supo cómo lo logró, pero si supo que fue de una forma mecánica, moviendo su cuerpo entumecido dentro de la ducha y enjabonando su cabello y cada trozo de piel que no estaba cubierto por vendas. Trató de no mojar mucho las heridas. Cuando salió detrás de las cortinas de la ducha y se envolvió en una toalla, vio ropa doblada con cuidado en el suelo frente a la puerta cerrada del baño. Levi debió haber colado su brazo y la colocó allí.

Estaba cansada y rota, pero la toda la situación era tan extraña que de alguna forma la distrajo de la dura realidad. En algún punto durante la ducha, sus lágrimas se detuvieron. Lo que quedaba fue un vacío deprimente del que estaba casi agradecida. Se deslizó en la ropa: pantalones sencillos y sueltos y una camiseta suave. Era como un atuendo para dormir. Bajo otras circunstancias, Nora se habría sentido un poco más que cohibida. Como estaban las cosas, se adentró de vuelta al dormitorio con los brazos cruzados en su pecho.

Levi estaba sentado en la pequeña mesa que estaba arrimada contra una de las esquinas de la estrecha habitación. Él le dio un rápido vistazo, luego sacó la silla libre en una clara invitación. Nora se sentó, sin estar segura de dónde mirar o qué decir. De todas formas, no tenía ganas de hablar.

El hombre pensó en todo. En la mesa había una bandeja con pan, mantequilla y queso. Una taza humeante de té, un plato, un cuchillo y un tenedor estaban colocados en frente de ambos.

Once More, with Feeling  [Levi Ackerman] TraducciónWhere stories live. Discover now