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narrador omnisciente
Las manos de la estadounidense poseían la lista navideña.
Este año, habían decidido festejar la nochebuena, por lo cual se celebraría en su casa teniendo que ser la anfitriona.
La comida ya estaba hecha, ya que ordenó un menú para hacerlo, no podía cocinar tanta comida.
Iba trazando líneas en las opciones de obsequios ya comprados anteriormente, para saber cuales ya estaban envueltos.
Las galletas las había hecho, era su típico ritual, y si no lo hacía su madre la asesinaba.
Las decoraciones de la festividad estaban en cada lugar que te pudieras imaginar; dirigías tu mirada hacia la chimenea, había decoraciones, dirigías tu mirada hacia la cocina, había decoraciones. Era así en toda la casa.
Su cabello estaba recogido desde la mañana, ya que había tenido una sesión de fotos.
Los niños no estaban en casa, habían ido a comprar los regalos aunque la fémina les había advertido que las tiendas estarían vacías.
— emily, ¿que ocurre? - atendió la llamada.
— mh, que prefiere thomas, ¿un coche de juguete o juguetes para construir?
— ¿tu padre no sabe eso? - cuestionó.
— nop.
— dile que compre los dos, luego veremos cual le parece más divertido.
— ¿y chloé?
— maquillajes, pero no de juguete, porque de seguro que le saldrá sarpullido - bufó desde la otra línea.
— ma, ¿papa nos puede comprar unos juguetes a nosotros? así sumando los que nos traerá santa tenemos demasiados - se unió jude a la conversación, haciendo ojitos.
— esta bien, pero no vuelvan tarde, los invitados llegarán en pocas horas, nos vemos.
La ojiverde colgó la llamada, mientras sus hijos iban de tienda en tienda comprando los regalos para sus selectivos dueños.
Recorrían entre locales de ropa, hasta jugueterías, y de vez en cuando hacía una parada para comprar dulces o algo para comer.
Al mismo tiempo que su padre los llevaba a los juegos para divertirse entre medio de las compras, el compraba los regalos para ellos, aunque era medio tarde.
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— ¡jude! tu camisa está arrugada, ven que te la tengo que planchar.
— papi me dijo que estaba bien - rechisto.
— ¡joão! ¿cómo eso va a estar bien? y deja de comerte los bocadillos, todavía no han llegado.
— en mi defensa están a la vista y se ven deliciosos - se encogió de hombros.
— papi, mira lo que hice - vociferó la hija menor.
— ¡no corran! y tu jude sígueme.
— pero ma, ya tocaron el timbre.
— pues cámbiate la camisa, y no andes en patineta, no quiero que ocurra una catástrofe - exclamó.
Recorrió toda la casa para dirigirse hacia la entrada, la cual del otro lado ya habían personas.
— gigi, luke. pasen.
— amiga, te traje unos dulces para los niños que traje desde suiza, están exquisitos, te van a encantar.
— seguro que joão se los come todos - bromeó, cerrando la puerta con llave.
La sala de estar se convirtió en la sala de espera, pues todavía faltaban invitados.
El tiempo lo pasaron conversando en los sofás, escuchando música acorde a la festividad y jugando juegos de mesa.
— antoine, estela, ¡tanto tiempo! - hizo un ademán - hola thomas, chloé.
Luego de la llegada de los franceses, ingresaron algunos amigos de joão.
Al comenzar la cena navideña, todos tomaron asiento en una extensa mesa que se encontraba en un salón específico para aquellas situaciones.
Primero comieron la entrada, luego la cena y por último disfrutaron del postre.
La medianoche cayó, haciendo que todos los niños que se encontraban en el establecimiento corrieran hacia el salón principal para dar comienzo a la apertura de obsequios.
Los semblantes cambiaron a emocionados, y los envoltorios estaban por doquier.
— tu turno ma - emily y jude corrieron velozmente hacia la otra punta de la habitación, donde se encontraba la modelo; a un lado de la chimenea.
Comenzó a sacar todo el papel para encontrarse con una pequeña caja.
— pero si esta cadena la extravíe hace años - frunció el ceño.
— que raro, un estupido engreído que una vez se chocó contigo me la entrego.
Sarah río, todavía no se olvidaba de la primera vez en la que se conocieron.
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tarde una semana en hacer este epílogo? si, quedo como esperaba? no ☺️
