Capítulo 42. Casar, matar o coger

Start from the beginning
                                    

Jeff pone los papelitos en un bolso y lo sacude con fuerza.

-¡Cuidado!- chilla Eve, como si le acabaran de arrancar un órgano-. ¡Ese bolso es de Prada! Pra-da, Jeff, así que trátalo bien.

Ruedo los ojos hasta que me duelen. ¿Cómo se puede ser tan materialista? Solo es un pedazo de tela, y solo está siendo sacudido. Ni que lo hubiera tallado con unas tijera de potar.

-Vale, Miss Prada...- Jeff suelta un bufido y empieza a mover el bolso en cámara lenta-. ¿Así está bien?

Eve no parece relajarse.

-Más o menos. Pero preferiría que lo dejaras donde lo has encontrado y usaras esto.- Le tiende a su amigo una papelera vacía y sonríe de oreja a oreja-. Así es perfecto.

Jeff niega con la cabeza y vuelve a mezclar los papeles. Mi corazón salta un latido cuando me pone la papelera prácticamente a un centímetro de la nariz y me ordena:- Elige o te arrepentirás.

Pone una voz tan inusualmente masculina que me provoca una risita nerviosa. Agarro tres papeles al azar y los aplasto un poco más entre mis dedos.

Por favor, que no sea nadie que conozco...

Eve y Daisy se ponen un pedazo de fieltro turquesa bajo los codos para estar más cómodas, y me miran divertidas desde el suelo. Claro, a mí también me gusta escuchar chismes, pero no vivirlos. Esta situación es jodidamente incómoda.

Cuento hasta tres y abro el primer papelito: Brad Pitt.

-¡Lo cojo!- digo en automático, mientras en mi pecho brotan alivio y emoción a la vez.

Tengo que sonar muy desesperada, porque los tres presentes se echan a reír y terminan solo algunos minutos más tarde.

-¿Qué pasa?- pregunto, haciendo un puchero-. Brad Pitt es mi marido.

-Y el de todas- se ríe Eve, rodando por el suelo, y yo no puedo evitar pensar en Chris; sería tan lindo si estuviera aquí con nosotros, gastando una de sus bromas pesadas dirigidas exclusivamente hacia mí.

-Venga ya, abre los demás- sigue Jeff, expectante-. Espero no te toque Ryan Reynolds, porque este me lo quiero coger yo.

-¡Jeff!- exclama Daisy, dándole un golpecito en el hombro-. Siempre piensas en sexo.

-Pues sí- Jeff luce una grande sonrisa orgullosa, que muestras toda sus dientes chuecos y amarillos.

-Una vez, fuimos de excursión a un parque cerca de Rose Lake- me cuenta Eve, acercándose a mí como si fuera un secreto, -y el viejo Jeff, que está claramente obsesionado con todo lo fálico, comenzó a hablar sobre las diferentes formas que había visto entre los árboles: decía que el más loco era un pene largo y afilado.

Creo que mi cara se va a poner verde, como esa emoji estúpida que vomita.

-Guácala. A mí me hubiera dado miedo. Hubiera salido corriendo, temiendo por mi vida.

-Sí daba asco- Jeff sofoca una risita y se rasca la nuca-. Pero se sentía bien.

Decido abrir otro papelito para terminar con esta conversación surrealista. Lo despliego en la palma de mi mano y...

-¿Quién es?- Eve se desliza por el suelo hasta quedar a pocos milímetros de mí. Luego salta de pie-. ¡Es Ty!

Todos sueltan un "YESSS" de satisfacción, y yo me ruborizo tanto que siento las mejillas arder.

-Debes estar muy enamorada- razona Jeff-. De treinta papelitos, vas y escoges a tu novio. Vaya conexión.

-¡Qué no es mi novio!- suelto, fastidiada, pero Jeff me calla chasqueando la lengua.

Simplemente VanesaWhere stories live. Discover now