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Derek rugió con tanta fuerza, que la casa tembló...

Fué para proteger a su pequeño hijo de los coyotes que habían irrumpido en su hogar, y que estaban por atacarlo, pero...

Solo bastó transformarse en un hombre lobo, para que su cachorro lo viera con temor

Para que lo creyera el monstruo que se sentía por dentro...

Y su corazón se rompió cuando vió en los ojos del menor aquel rechazo...

El niño, ni siquiera quería acercarse...

Estaba aterrado, y Derek lo comprendía... Aunque eso no dejaba de doler.

—Eli... Debes comer...- Derek le rogó con una nota de tristeza

Habían pasado tres días y el cachorro no había probado bocado alguno...

Estaba retraído en un rincón, tan temeroso que apenas podía distinguir a su pequeño, entre tantos movimientos involuntarios...

Cómo algunos espasmos nerviosos que había desarrollado, tras el suceso

Y Derek solo sentía que su corazón se hundía más y más...

Si pudiera dar todo lo que tuviera por lograr que su hijo recobrara la sonrisa, lo daría sin dudar... Haría lo que fuera, sin pensar...

¿Pero a quien podía acudir?...

Todos estaban tan ocupados con sus vidas...

Deaton solo le recomendó darle tiempo...

Pero su cachorro seguía sin probar bocado y su preocupación crecía.

Llevó ambas manos a su rostro cubriéndolo, mientras se sumergía en la culpa y el autodesprecio, en el sillón de su sala.

Su cachorro tenía pesadillas, le tenía miedo y todo era su culpa...

Desearía poder embriagarse cómo los humanos normales...

A lo lejos escuchó el sonido de alguien llamando a la puerta

Ni siquiera le importó, solo veía fijamente la botella de licor frente a él, rogando que al menos el ardor de la bebida, bajando por su garganta fuera suficiente para calmar sus niveles de estrés...

Sin embargo era como beber agua... Se había curado de heridas infinitamente peores, en menos tiempo que cualquier otro hombre lobo.

El alcohol no lo tumbaría, pero al menos podía fingir que si.

—¿Derek?.-

Alguien le habló, una voz y aroma familiar... Pero no tenía fuerzas para mirar a nadie a la cara.

Olía a campo de girasoles. Pero estaba demasiado inmerso en su miseria para importarle.

Esa persona le quitó con suavidad la botella de la mano, y se preguntó en que momento había estado sujetandola para empezar...

Con la misma gentileza, retiraron su mano de su propio rostro y sus ojos se encontraron con dos piscinas de chocolate brillante y vivaz, de cierto humano inquieto que conoció cuando era un chiquillo.

Ahora era un hombre de mirada determinada, pero con la misma chispa aniñada en sus pupilas. Porque sin ese aire ligeramente infantil, no sería Stiles Stilinski.

No hicieron faltas palabras. De alguna forma que jamás se detuvo a pensar demasiado, pero Stiles se sentó en silencio a su lado en el sillón y lo abrazó.

Con un poco de cautela en un inicio, cómo si tuviera miedo de ser rechazado y empujado lejos... Pero Derek solo se inclinó hacia su gentil gesto...

Los brazos de aquel chiquillo delgado, ahora eran los de un hombre, aún en contextura más pequeña que la suya, pero ahora era un adulto...

Sunflowers (sterek)Where stories live. Discover now