- Atado a su corazón -

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Una semana desde ese momento que estuve esperando por meses, ese momento cuando decidió dar el paso ella y me pidió ser suyo, cabe destacar que soy la persona más vergonzosa del mundo y creo que nunca le habría dicho nada, pero por Dios, céntrate.

Cuando pronunció esas palabras, podría decir que fuí la persona más feliz del mundo, estaba cegado totalmente por ella, con tan solo verla podía provocar todo un huracán de sentimientos dentro de mi y pensar que llevamos años y años de amistad.

La miro a los ojos y sonrío -hace una semana tuviste la valentía de pedirme salir contigo- digo con mucha ilusión. Recordando aquel momento.

-sí, es cierto, que rápido se me pasó esta semana, ojalá pronto podamos celebrarlo- dice y vuelvo mi mirada hacia el cielo -pero tengo que entrar a mi casa, ya sabes como es mi madre- ella se levanta de la escalera donde estaba sentada, me besa rápidamente cómo si de una persecución se tratáse y se va, así como si no le hubiera dicho nada, así como si no le importara lo que le dije.

Yo también me levanto y entro a mi casa; sigo directo a mi habitación y me siento en el sillón, saco mi teléfono y le escribo.

Yo: Me gustó haber pasado este rato contigo, bueno, todos los momentos contigo me parecen buenos, TQM.

Pasan 5, 10, 30 minutos y nada, a pesar de estar en línea no responde, ni siquiera me da un indicio de que esté viva.

Recuesto mi cabeza en la fría almohada sintiendo como el frío se apodera de mi cuello y me hace cerrar los ojos lentamente. A veces me pregunto ¿estoy haciendo algo mal? Llevamos 7 días juntos de los cuales casi todos he llorado por la noche, secando mis lágrimas con mi peluche, esperando a que pase el tiempo como si nada hubiera pasado, como si no me doliera su actitud, esperando ver un cambio por su parte, pero luego, cada vez que la veo todos esos problemas se esfuman y así sucesivamente una tras otra vez, como si estuviera en un bucle, soy feliz junto a ella, me preocupo por ella, dejo de existir para ella, me pierdo entre la oscuridad de mi habitación, la veo, y vuelvo a ser feliz junto a ella, es como si lo único que quiere es no estar sola y tener a alguien que ella sabe que nunca la dejaría tirada.

Ella: lo siento, estaba haciendo unas cosas con mi madre.

Y en ese momento, el calor vuelve a mi cuerpo y sinceramente no sé qué es lo que me pasa que hasta mi nombre se me olvida, y como dije desde un principio como si estuviera cegado por ella mi tristeza, mis lágrimas y mis problemas, desaparecen.

Pero sobretodo, al final del día puedo decir que ella es mi salvavidas de su propio mar en el que me estoy ahogando.

M. A. D. S. S

Historias de las que Casi Nadie quiere HablarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora