cap.6

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Pov. Paula

Que rápido pasa el tiempo cuando te sientes  a gusto y bien. Cuando me di cuenta ya volvía a estar en Londres. La semana también me pasó volando pero no tanto como estando en Barcelona.
Ese último mes fue una locura, recibimos un soplo de que un gran empresario y una de las personas más influyentes del mundo querían comprar cuatro equipos de la premier y reventar el mercado, solo está noticia ya me tenían ocupada el ochenta por cien de mi tiempo.
Por otro lado Alexia estaba igual de absorbida pero ella por la final de champions que podía transformarse en su cuarta copa y seguramente última.

El lunes al igual que el resto baje a Barcelona, nos veíamos estábamos una al lado de la otra, para que me entendáis, mis visitas se convirtieron en vernos comer juntas, sentarnos en el sofá pero cada una en el pensamiento puesto en su trabajo. Hasta que nos dábamos cuenta que nos estábamos ignorando y supongo que para ignorar las señales, no querer ver lo que estaba pasando, acabábamos haciendo el amor.
Este lunes no fue distinto, estábamos las dos tumbadas apoyando mi cabeza en su pecho, en silencio y casi sin gozar moverse.
-Paula!-dijo Alexia casi susurrando y con un tono de precaución, espero a que me separará para verla a los ojos-. Que nos está pasando?
-Tú también lo notas?
No sabía que nos estaba pasando, no era la primera vez que al llegar a Barcelona ella esperaba mi llegada al aeropuerto y nos íbamos juntas a casa, una vez allí nos sentábamos al sofá, poníamos alguna serie y pasábamos el día juntas pero en el fondo mas distanciadas que nunca. Ya no sabíamos que contarnos, nuestra complicidad desapareció y aun siendo la persona que mejor me conociera del mundo parecíamos dos extrañas. Los primeros meses hablábamos nos contábamos como era nuestra vida lo que nos había pasado hasta un minuto antes de estar juntas, sobre nuestras amigas, familia, trabajo, sobre cualquier cosa por absurda que fuera y luego hacíamos el amor como si fuera la primera vez. Y ahora nada, de nada.

-Tendríamos de estar ilusionadas, en un mes nos casamos
-Lo siento! Te prometí hacerlo mejor y estoy pensando solo con mi trabajo.
-No es tu culpa, Paula. Yo estoy igual
-que quieres decir- dije con los ojos aguados sin querer ver la realidad-.
-de verdad te quieres casar conmigo?
-yo te amo, Alexia
-y yo a ti!. Pero esa no es la pregunta- tragé saliva-.
-no lo sé!- la mire ya llorando mientras ella me miraba intentando ser la fuerte y no derrochar ninguna lágrima-. De verdad que te amo, nunca he amado como lo hago hacia ti.
En aquel momento las dos aceptamos que algo se había roto y que seguramente hacia mucho tiempo que lo estaba y que nos negabamos a verlo. Había oído más de una vez que el amor no es suficiente, nunca lo entendí, siempre pensaba que si hay amor por las dos bandas se encontraba una solución. Ahora veo que tenían razón, el amor no es suficiente.
-así ya está?-las dos estábamos abrazadas llorando a moco tendido y sin querer ninguna de las dos verbalizarlo-.
-me iré a casa de mis padres- dije apretando más el abrazo-.
-quédate esa noche, porfavor.-noté cómo giraba la cabeza y empezaba a besarme el cuello-.
-Alexia, no se si es buena idea.
-seguramente no lo sea.-decía entre sollozos y sin para de besarme-.
Pero no nos separabamos, nos era imposible seguíamos abrazadas llorando y a momentos besándonos entre lágrimas.
-prometeme que no volverás a caer-le dije a su oido-.que estarás bien y serás feliz.
-haré lo que pueda
-no, Ale! Lo harás, tienes de estar bien y ser feliz. Porfavor no podré seguir avanzando si tu estás mal, sabes que sabre de tí, prometamelo!.
-pensaba que lo hacíamos mejor.
-yo también lo creí.
Pasamos la noche juntas, nuestra última noche llena de lágrimas. Fue la noche más larga que recuerdo en toda mi vida. Por última vez hicimos el amor, no fue como las otras veces al principio era triste, con sabor a despedida sabiendo que nunca más volvería a pasar, pero poco a poco se fue convirtiendo más agresivo, nos salió la rabia de no haber sabido cuidar nuestra historia, la rabia de que aún siendo el amor más fuerte que tuvimos, no era suficiente.

Y así, a un mes de nuestra boda fue como acabamos la relación.
Antes de volver a Londres quise despedirme de Eli y Alba, como no quería causar más dolor les pedí vernos a solas sin que Alexia estuviera. Quedamos a un bar en el centro de Barcelona lejos de donde nos solemos mover y donde seguramente Alexia no aparecería.
Solo al verlas llegar noté como una lágrima empezaba a salir, se habían convertido en parte de mi familia, las quería como tal y se que ellas a mi también, almenos eso me hicieron sentir desde el primer día.
Me prometieron que la cuidarian mucho, yo las agradecí, aún que sabía de sobras que era real, siempre se protegían entre ellas al escuchar su promesa me reconfortó. Eli me hizo prometer que yo me cuidaría igual, y que no desapareciera de su vida, quería seguir sabiendo de mí. Le dije que la llamaría y le prometí cuidarme, solo le pedí un tiempo. Creí que lo mejor para las dos era no saber nada de la otra y aun que para mi trabajo sería difícil, no tenía intención de vernos en un largo periodo de tiempo. Creí que al no saber nada de la otra nos ayudaría a avanzar mucho más rápido.
Cuando llegué a Londres Sara ya se encontraba allí, había ido un mes antes de la llegada de Ana para acondicionar la casa.

-por qué no avisaste de tu llegada?- interumpió en mi casa Sara-.
-no tengo ganas de hablar.- dije desanimada-.
-venga Paula! Entiendo que estás de luto, pero soy Sara, recuerdas?! Las depresiones las pasamos juntas.
No dije nada, le dejé la puerta abierta y empecé a andar hacia el salón, Sara se sentó a mi lado en silencio, notaba como le incómodaba por momentos ese silencio sepulcral, su pierna derecha empezó a moverse cada vez más rápido hasta que no aguanto más.
-tienes helado?- abrió la boca por primera vez desde su llegada-.
-no
-levanta- exigió tirando de mí-. Vamos, necesitamos ese helado.
-no tengo ganas de ir al súper.
-me da igual, tu necesitas helado y yo no te dejaré sola, así que te vienes conmigo y punto.
Era inútil discutir con ella, no tenía ni fuerza ni ganas de estar horas discutiendo por que conociéndola no se daría por vencida, así que cogí mi chaqueta y la seguí.

Pasaron los meses y aun que pensaba que mi estado de ánimo iría mejorando no fue así. Hasta llegué a pensar en coger una baja laboral, por suerte Sara me convenció en ir a trabajar cada día, sabía que si no lo hacía pasaría las horas encerrada en casa, tumbada al sofá en pijama y comendo la primera mierda que encontrará en la nevera. James también me ayudo todo lo relacionado con el barcelona femenino y la liga española lo llevaba el y yo en cambio llevaba la liga inglesa.

Ana ya fichó por el Chelsea, me ayudo tanto tenerla cerca, su presentación fue sin más los aficionados aún sabiendo de que su posición era polivalente su edad pesaba más y su llegado no causó ninguna gracia. Todo cambió el día de su debut, jugo de extremo y la primera pelota que tocó se convirtió en gol. Consiguió ponerse a los ingleses en el bolsillo. Y muchos ya pedían un año más de contrato, cosa que no desaproveche para preguntarle en el túnel de vestuario.
-que gran partido, estas callando bocas- empecé-. Muchos ya piden tu renovación y solo acabas de empezar, que te parece? Aceptas un año más?
-ojalá pudiera- contestó riendose-.si no les importa verme jugar con un taca-taca- dijo imitando a una anciana caminar-. Soy la más veterana de la liga, creo que mi cuerpo no dará mucho más.
-bueno de momento estas haciendo mejores partidos que muchas de las más jóvenes.
-la experiencia también es un grado.- dijo guiñandome el ojo-.

SOLO SI ES CONTIGO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora