Capítulo 6

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Faith

La pasión desmedida con la que nos besábamos sólo era una muestra del deseo contenido, sus grandes manos apresuraron mis glúteos por sobre la tela, estaba agitada y húmeda, no soportaba la presión, estar tanto tiempo en abstinencia solo hacia mi imaginación volar. Lo quería ya, sin más preámbulos, sólo deseaba apartarme la ropa necesaria para permitirme cabalgar sobre él.

El auto se detuvo frente al hotel, me aparté con la respiración agitada, él estaba igual y con la ropa desarreglada. Estaba segura que yo estaba peor, mi labial seguramente corrido y mi ropa, ni que decir de ella.

Me aparté volviendo a mi puesto, saqué el pequeño espejo que cargaba en mi bolso para acomodarme el cabello, no me importaba lo que los demás pensaran pero tampoco podía arriesgarme a que algún reportero nos captara con estas fachas que dejaban en claro lo que ocurría.

—Salgamos —dijo él una vez se acomodó su camisa.

Tomé una larga inhalación antes de salir del auto, caminé a prisa hasta el ascensor seguida de él, no voltee a ver a nadie, no vaya a ser que alguien me reconociera. Él posó su mano en mi cintura arrastrándome hasta el interior de la caja metálica. Una vez que las puertas se cerraron tomó mi mentón elevándolo hacia sus labios.

—No puedo soportar ni un segundo más —susurró mi boca, tomando una de mis piernas y elevándola a la altura de su cintura, pegó mi espalda en la pared metálica mientras me restregaba su erección —siente cómo me tienes, Faith, estoy loco por probarte.

Envolví sus labios ahogando un jadeo por lo bien que sentía tenerlo pegado a mi, me encantaba tenerlo tan excitado y más por saber que en unos minutos más estaría a mi completa disposición.

Nos apartamos cuando llegamos a nuestro piso, caminé despacio aguardando porque abriera la puerta, cuando lo hizo lancé mi bolso a la pequeña mesa que estaba en el recibidor, me giré para volver a él y lanzarme a su boca, con su ayuda me alcé rodeando su cintura con mis piernas, bajé a su cuello chupeteándolo y embriagándome de su olor.

Sentí como caminaba, suponía que a la habitación cuando mi cuerpo fue lanzado al mullido colchón, mordí mi labio inferior cuando se acomodó sobre mi abriendo mis piernas y buscando mis labios. Esto se estaba sintiendo mejor que en mis sueños, los gemidos que comenzaba a soltar eran auténticos, quería tenerlo ya, mi coño palpitaba de deseo, quería ser penetrado duramente.

De repente se apartó de mí para sacarse el saco y los zapatos, con mis manos temblorosas me acerqué para desabotonarle la camisa, besé su pecho desnudo cuando lo logré y despacio la deslicé por sus brazos hasta dejarlo completamente descubierto del torso para arriba, giró nuestras posiciones hasta quedar él sentado sobre la cama y yo sobre sus piernas, sus manos se fueron al cierre de mi vestido bajándolo con cuidado, me aparté ligeramente hasta librarme de la prenda y quedar en ropa interior. El hombre frente a mi tenía la mirada oscurecida observando cada parte de mi cuerpo, a gatas regresé a su lado abriéndome de piernas sobre él y poniéndole los pechos, aún en el sostén, en su cara.

—¿Se le apetecen, señor? —llevé mis manos a la parte de atrás de la prenda para liberarlos y dejar que caigan bajo su atenta mirada —Lleva mirándolos desde el primer día.

Los tomó con ambas manos apretándolos y llevando uno a su boca, ladee mi cabeza hacia atrás al sentir su lengua en mi pezon, moví mis caderas sobre su bragueta masturbándome con su dureza, solté un gemido a la vez que él dejaba salir un gruñido que fue ahogado al tener su boca ocupada con mi seno. Enredé mis manos en su cabello sin dejar mis movimientos circulares sobre él, había deseado tanto este momento que no quería que acabara nunca.

Infieles Where stories live. Discover now