Abrazo

222 24 8
                                    

Después de la primera vez que salimos a la cuidad juntos, Nina solía decirme que saliéramos de nuevo. Siempre tenía alguna escusa para que su hermano no fuera con ella.

"Está muy cansado, jugó mucho con los niños" "Dijo que quería quedarse para ayudar a Dale" "Aún duerme, jamás madruga a menos que lo obliguen".

Podía ver muchas veces al chico mirándome con algo de molestia, quizás celos o tal vez solo no confiaba en mí para que fuera con su hermana, pero aún así no podía decirle que no a ella, nadie podía decirle que no.

—¿Otra vez? —pregunté.

—Sí, —dijo tranquila.
—me gusta salir contigo, se hace fácil.

—No voy a ser tu esclavo por siempre. —dije de brazos cruzados.

—No sé de qué hablas, tú solo te encargas de los caminantes, yo hago el resto. —dijo ella indignada.

—Sin mí estarías muerta. —dije yo.

—No, sin ti tendría a otro esclavo. —bromeó.
—Ya vámonos, se hace tarde, te dejaré conducir si te apresuras.

—¿Qué clase de premio es ese? —dije acercandome despacio.

—Bueno, estoy poniendo mi confianza en ti, —dijo ella.
—creo que es algo.

—Bueno, al menos voy a conducir un buen auto. —dije sentándome.
—Llaves. —puse mi mano esperando que las entregara.

—Si señor. —puso las llaves en mi mano y quise sonreír antes de tiempo.

—Gracias sirvienta. —dije tratando de no sonreír de más.

—Eres un imbécil, —dijo riendo.
—pero bien jugado.

En el camino traté de hacer conversación pero no sabía cómo así que solo dije lo primero que se me ocurrió.

—¿Qué hacías antes para tener un auto así casi nuevo? —pregunté.

—¿Es tan importante? —preguntó.
—Simplemente tuve la oportunidad de comprarlo hace unos meses, no es como si fuera millonaria.

—Bueno, no podías ser justamente pobre si lo compraste nuevo.

—No dije que fuera pobre, —dijo ella.
—digamos que era clase media, quizás media-alta. Pero eso ya no importa ahora ¿No crees? Ahora todos estamos en lo mismo, nadie es rico, nadie es pobre, no hay clases sociales, casi nada que pueda separarnos además de la propia maldad humana. Creo que eso es lo único rescatable de todo ésto, que ahora ya no hay diferencias.

La miré un poco sorprendido, si ella realmente tenía dinero antes, diablos, era todo lo contrario a lo que esperaría, era como si nunca pudiera dejar de sorprenderme.

No tardamos mucho más en llegar a la cuidad y entramos a una tienda enorme para ver qué encontrábamos.
Estuvimos tranquilos revisando el lugar hasta que de la nada un tipo salió apuntando una pistola.

—¡¿Quienes son ustedes?! ¡Váyanse!

Enseguida levanté mi ballesta.

—No vamos a hacerle nada. —le dijo Nina.
—Solo tratábamos de encontrar suministros.

—¡Largo! —gritó de nuevo.

—Bien, —dijo ella.
—no queremos problemas, nos iremos.

La miré por un segundo y el hombre aprovechó que estaba distraído y me tiró contra la pared con su brazo en mi cuello.

—¡Daryl! —gritó ella preocupada.

Empecé a forcejear como podía pero el tipo me sostenía con fuerza, ni siquiera podía usar mi ballesta porque estaba en el suelo así que no tenía muchas opciones.

—¡Sueltalo! —ví a Nina apuntando al hombre con su pistola.

—¿Vas a dispararme princesita? —dijo el tipo apretando más mi cuello, ya no podía respirar.
—Tendrás que apresurarte si no quieres verlo muerto.

Ella parecía estar debatiendose si hacerlo o no. Logré zafarme un poco y grité.

—¡Sal de aquí! —en ese momento el maldito me dió un golpe en el estómago.

—Cállate, dejala decidir si vives o mueres. —empezó a reírse pero ese sonido dejó de oírse al mismo tiempo que se escuchó un disparo.

El hombre cayó al piso mientras la herida en su cabeza sangraba y yo miré a Nina que parecía en un shock total. Bajó su pistola despacio y noté que temblaba, me acerqué para hablar con ella y ví como caían lágrimas de sus ojos mientras ella ni siquiera pestañaba.

—Ey ¿Estás bien? —le pregunté, ella me miró con esos ojos asustados al parecer de si misma y no supe que más hacer.

No quería verla así y lo único que se me pudo ocurrir fue poner mis brazos al rededor de su cuerpo para darle lo que suponía era un buen abrazo. En ese momento ella se aferró a mí con todas sus fuerzas apretándome más fuerte de lo que creí que podía. Entendí que lo que estaba haciendo era lo correcto así que cerré más los brazos a su alrededor, no podía escuchar ni un solo sonido de su parte pero sentía perfectamente las lágrimas cayendo sobre mí.

—Vamonos, —le dije un momento después.
—no lo mires, solo no lo mires.

La hice sentarse en el auto y ella subió sus pies al asiento y abrazó sus piernas.

—Vuelvo enseguida, iré a buscar las cosas que encontramos. —cerré la puerta y prácticamente corrí hacia dentro del edificio, tomé todo y volví.

Dejé las cosas en el asiento trasero del auto y subí de nuevo para verla con sus llaves en las manos, al parecer estaba jugando con ellas para calmarse, me miró un momento cuando subí.

Dejé las cosas en el asiento trasero del auto y subí de nuevo para verla con sus llaves en las manos, al parecer estaba jugando con ellas para calmarse, me miró un momento cuando subí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


—Eso fue horrible. —dijo cuando cerré la puerta.
—Nunca pensé que llegaría a matar a alguien.

—Ey, solo hiciste lo que podías, —dije yo.
—no te sientas culpable, ese tipo estaba loco.

—Tenía que protegerte, —dijo con algo de pesar.
—no podía dejar que ese tipo te...

—Lo sé. —dije yo.
—No tuviste elección, no te sientas mal.

—Daryl, maté a alguien, —dijo ella al fin mirandome a los ojos.
—es... Es horrible.

—No lo hubieras hecho si no hubiera sido necesario. —le dije yo.
—No fue tu culpa.

—No lo entiendes, —me dijo.
—yo quise hacerlo porque te estaba lastimando. No fue un impulso, no fue la única opción que tenía, fui yo.

—Pero no lo mataste porque si, lo hiciste por alguien más. —dije yo.
—Y al menos yo creo que es algo completamente respetable.

—¿Podemos guardarnos ésto para nosotros? —preguntó.

—¿Por qué se lo diría a alguien? —dije yo.
—Ésto se queda entre tú y yo, será nuestro secreto.

—Gracias Daryl, ya vámonos, quiero irme de aquí. —me dió las llaves del auto y entrelazó sus dedos con los míos antes de alejar su mano.

Me sorprendió, pero simplemente asentí y arranqué el auto.

Ella mató a alguien por primera vez solo por mí, así que me prometí que haría lo que fuera para protegerla desde ese día, y así lo hice.

Amor incondicional (Daryl Dixon)Where stories live. Discover now