Sentimientos

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Seguía sin entender porqué ella había decidido hablarme de la nada. Un día simplemente estaba limpiando ardillas cuando llegó de la nada, se sentó frente a mí y empezó a hablar. Un rato después simplemente me acostumbré a escucharla y responder alguna que otra pregunta.

—¿De dónde vienen tu hermano y tú? —preguntó.

—De aquí mismo, Georgia. —expliqué.
—De no muy lejos ¿Qué hay de ustedes?

—Viviamos en Michigan, —explicó.
—pero venimos de Corea. —al parecer notó mi expresión porque volvió a hablar con media sonrisa.
—No somos chinos, somos Coreanos.
Estuve un tiempo en Nueva York antes de venir a visitar a Glenn y luego, bueno, ésto. ¿Qué estabas haciendo tú cuando todo pasó?

—Merle y yo estábamos en un bar. —expliqué.

—¿En serio? —preguntó al parecer divertida.
—Glenn y yo estábamos en una cafetería. No lo veía hacia como... Ocho meses.

—¿Por qué? —pregunté, me sonaba extraño que dos hermanos no estuvieran juntos porque yo me la pasaba con Merle.

—Trabajo. —contestó.

En ese momento entendí las cosas, yo nunca me había separado de Merle porque no tenía nada de provecho que hacer con mi vida. Pero ellos eran diferentes, ellos eran útiles para el mundo, o al menos para sus alrededores. Ellos verdaderamente tenían vidas, todo lo contrario a lo que tenía yo antes.

—Merle y tú dan la sensación de que nunca se separaban. —dijo después.
—¿Trabajaban juntos?

—Algo así. —contesté.

—Nunca había visto una ballesta en persona. —dijo cambiando de tema tal vez por décima vez, parecía que amaba hablar.
—¿Puedo sostenerla?

La miré confundido en cierto sentido pero se la di.

—Es pesada, —dijo viendo a través de la mira como si fuera una experta.
—me gusta ¿Cómo aprendiste a usarla?

—Mi padre me enseñó, —le expliqué.
—aprendí para cazar.

—Oh, hablando de eso, te he visto salir a cazar muy seguido ¿Podría acompañarte algún día? Creo que sería útil si pudiera aprender como se hace.

La miré en silencio un momento y volví a hablar.

—¿Cómo es que confías tan rápido en la gente? —pregunté.
—no me conoces.

—¿Quieres decir que eres un mal tipo? —preguntó divertida.
—¿Debería tener cuidado?

—Mi hermano fue un imbécil contigo. —dije yo.

—¿Y eso que tiene que ver contigo? ¿Acaso eres una extensión de tu hermano? —preguntó.

—Eres muy ingenua. —dije de nuevo.
—¿Qué te hace pensar que no soy un imbécil como Merle?

—Lo que estás diciendo justo ahora. —dijo ella.
—Si fueras peligroso o un imbécil no dirías nada. Además, se lo suficiente sobre ti.

—¿Si? ¿Como qué? —pregunté.

—Bueno, cuando nos conocimos, tú mismo intentaste parar a tu hermano. —empezó.
—Sales a cazar para traer comida al campamento incluso cuando a Merle no le parece bien. Eres respetuoso con las mujeres y tratas de mantenerte al margen para no incomodarlas a pesar de que ellas no les tienen confianza a Merle y a ti.
Te ví devolverle un peluche a una de las niñas del campamento que lo había perdido jugando. Jamás tratas de cuestionar las opiniones o decisiones que tomamos las mujeres solo porque si, y créeme, conozco algunos que si lo hacen.

—Puedes mencionar a Merle, sé como es. —dije yo.

—No necesariamente estoy hablando de tu hermano. —dijo ella.
—Bien, sigo, desde que te hablé por primera vez has sido amable y nunca me faltaste al respeto o me trataste de mala manera, además...

—Ya basta, —dije yo.
—ve al grano.

—Bien, el punto es que eres un ser humano decente, y en nuestra situación, eso es más que suficiente. —me sonrió y no pude evitar que las comisuras de mis labios se movieran un poco.

—Aún así confías demasiado rápido en los demás. —le dije yo.
—Tal vez no tengas que tener cuidado conmigo, pero deberías ser más precavida.

—No te preocupes Daryl. —dijo tranquila.
—Se detectar las señales que dan las personas. Hace mucho que aprendí a mantenerme alejada de cierta gente.

La miré algo confundido y también intrigado por su pasado, pero obviamente no iba a preguntar.

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Unos días después decidí por primera vez hablarle antes que ella lo hiciera.

—Ey. —le dije acercandome, se dió la vuelta y parecía tan sorprendida como contenta.

—Daryl, —dijo con una sonrisa.
—¿Qué pasó para que vinieras a hablarme primero? ¿Ya te caigo bien?

Chasquee la lengua pensando en qué decir. Al ver que no tenía claro que responderle, empezó a hablar.

—Voy a la cuidad a buscar provisiones. —me contó apoyándose en su auto.
—¿Vienes? Probablemente necesite ayuda.

Lo pensé por un segundo y asentí.

—Claro, vamos. —levanté los hombros.
—Pero ¿Y tu hermano? Siempre los veo salir juntos.

—No querrás saber. —rió un poco.
—No puede venir, de hecho iba a pedirle a alguien que me acompañara pero ya que viniste, te lo pedí a ti. Salimos en una hora, deberías ir a prepararte.

Asentí y empecé a caminar. Cuando llegué a mi tienda vi a Merle limpiando su escopeta. No le presté mucha atención y entré para tomar algunas cosas que necesitaba. Una vez que terminé, salí con mi mochila y la ballesta en mano.

—¿Adónde vas hermanito? —preguntó Merle.
—No parece que vayas a cazar.

—Voy a la ciudad. —contesté.

—¿Con la china? —preguntó con un tono que entendí enseguida.

—Solo voy a acompañarla. —dije sin mirarlo.
—Necesitaba alguien porque su hermano no puede ir.

—Y te eligió a ti entre todos. —dejé de caminar y giré sobre mí mismo.

—No, solo fui el primero que encontró, —le dije serio.
—no es nada importante, solo cállate.

—Esa pequeña perra solo te quiere coger para hacerme la contra. —no sabía porqué me había molestado tanto ese maldito comentario pero no quería seguir escuchandolo.

—No vuelvas a hablar así de ella Merle. —le dije molesto.

—Wow, wow, tranquilo. —dijo divertido.
—¿Acaso ya lo hicieron? ¿O por qué la defiendes tanto?

—Si tuvieras solo una idea de como es ella lo entenderías, pero tú ni siquiera intentas conocer a esta gente. —le dije yo.

—Ellos tampoco intentan conocernos. —se quejó.

—¿Y por qué crees que no se nos acercan? ¿Qué crees que piensan al vernos? Al verte a ti.

Él me miró confundido y solo volví a girarme para irme.

Jamás solía cuestionar lo que Merle hacia o pensaba ¿Qué diablos me estaba haciendo esa mujer? Era como si pudiera poner toda mi vida patas para arriba con solo una de sus sonrisas.

Amor incondicional (Daryl Dixon)Where stories live. Discover now