Capítulo 1.

1.5K 145 12
                                    


No estoy segura de si hacer otro capítulo o no, porque todavía no vi la serie. Sin embargo escribí esto esta mañana y quería compartirlo, necesitaba sacarlo de mi sistema.

............................................................................

Se preciaba de ser un hombre racional, astuto, capaz de mantener la cabeza fría en cualquier situación por complicada que fuera. No había llegado a ser el empresario número uno del país siendo sentimental, sino alguien calculador y cuando era necesario despiadado. Tenía excelentes modales y buen gusto, por lo que resultaba alguien agradable y sociable al mundo, no importaba cuán duro fuera en el ámbito laboral. Por si eso fuera poco, era atractivo de forma consciente, no un seductor pero si alguien que sabía sacar provecho de su apariencia para caer bien y lograr sus propósitos. Sus enemigos podrían decir que era un sinvergüenza aprovechado, un cínico al que nada le importaba, pero no había nacido el enemigo que pudiera hacerlo dudar de su camino. Era un depredador en cada sentido posible, y estaba bien con eso.

"Entonces por qué... qué alguien me diga... ¿por qué tengo el corazón acelerado por un simple muchacho, y más por uno de aspecto tan ordinario?" pensó Hannibal, sin dejar de sonreír cordialmente, mientras sus invitados sonreían también y comentaban sobre lo maravillosa que era la fiesta de inauguración de su nueva casa. El objeto de sus latidos frenéticos era el único que no parecía impresionado, más bien aburrido y con aspecto de estar ahí a la fuerza, cosa que probablemente era cierto: se trataba de Will Graham, el único hijo de su nuevo socio comercial, y podía apostar lo que fuera a que solo estaba ahí por insistencia de su padre. De hecho, lo pudo comprobar al oír un fragmento de su conversación antes de que lo vieran.

-Ya está bien, Will, ¡párate derecho al menos! Así todo encorvado y con esa cara de perros me estás avergonzando. Pareces un niño malcriado al que han obligado a hacer algo que no quiere.

-¿Y no es así? Te dije que esta noche saldría con unos amigos, pero tuviste que arrastrarme a esta estúpida fiesta. ¡A mí qué me importa si el viejo éste...!

-¡No le digas viejo al doctor Lecter, es mi mejor socio, por el amor de Dios!

-Bueno. ¿A mí qué me importa si el doctor Lecter estrena casa como otros hombres estrenan autos? Me da igual. Es un desconocido para mí y no me interesa caerle bien a él o a alguno de sus amigos snobs, que lo sepas.

"Es un mocoso maleducado, irrespetuoso y encima mal vestido, pero... ¡qué espíritu! Salvaje. Animal, diría yo. Un animal enjaulado que muestra su fiereza sin miedo a las consecuencias. Sí... eso me gusta, alguien que no se inclina ni se doblega tan fácil ante mí. ¿Será por eso que me atrae? Me seducen esos ojos despectivos, ¡ah! Quisiera que los dirija solo a mí. Que me mire con intensidad solo a mí, a nadie más, Will Graham..."

-Cómo están, caballeros- dijo con tono amable al señor Graham y su rebelde hijo, quien adoptó una pose ligeramente más compuesta al verlo, pero no por gusto si no por el leve codazo de su padre.

-Es un placer que nos haya invitado, doctor Lecter, sí, un verdadero placer. ¡Qué magnífica fiesta! ¿Verdad, hijo?

-Sí, claro...

-Doctor, le he presentado a mi hijo, ¿verdad? William está en su primer año de la universidad, es muy inteligente y popular entre sus compañeros. Estoy orgulloso de él.

-Un placer, joven.

-Lo mismo digo, doctor- saludó con falso respeto mientras le estrechaba la mano. Hannibal no solo sintió latidos poderosos sacudiendo su corazón al tocarle la mano, también sintió el irrefrenable impulso de castigarlo con un beso que le quitara el aliento. Pero claro, no lo hizo, porque a Hannibal Lecter ningún impulso lo hacía perder el control de sus acciones. Al menos en público, claro... si tenía la oportunidad de ver a solas a Will puede que las cosas fueran distintas, y si no la tenía la inventaría por su cuenta; porque algo tenía muy en claro, no lo dejaría escapar por nada del mundo de su lado. Encontraría la forma de abordarlo, de seducirlo, de ganar su corazón y sus pensamientos. Así y todo con lo salvaje y despeinado que era, lo quería. Tenía que ver pasión en esos ojos, pasión por él y por nadie más. Y lo lograría. Hannibal Lecter siempre lograba lo que quería.

Máscara OrdinariaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt