Noche para olvidar

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17; Noche para olvidar
Haneul

Me metí dentro del vestido ceñido negro demasiado corto para mi gusto, pero hasta eso había dejado de importarme.

Hoy estaba dispuesta a dejar la antigua Haneul atrás. Y sería por fin la verdadera Han que ha estado escondida tras esa barrera falsa que me obligó mi madre a ponerme.

Esto era sólo una pequeña venganza hacia ella por no contarme las cosas.

¿Ella quería una hija perfecta? Pues tendría la hija más problemática de la historia de la humanidad.

-¿Ya estás lista Han?- las palabras de mi mejor amiga se colaron a través de las paredes y salí del baño no sin antes mirarme por última vez en el espejo. Había optado para esta noche ondularme el cabello y ponerme un maquillaje algo más llamativo, más a lo que yo no estaba acostumbrada a llevar, cortesía de Min por supuesto.

-Sí, recojo el bolso y vamos- le respondí bajando las escaleras y cogí el bolso rectangular y pequeño que me habían prestado Min -una monada demasiado cara que no servía para guardar muchas cosas, pero bueno-Yap-cogí un poco de carrerilla y me posicioné al lado de Min mientras ésta cerraba la puerta de la habitación con llave.

Y así, las dos pusimos rumbo a nuestro destino.

-¿A dónde me llevas ésta vez?- no pude contenerme en preguntarle. Cuándo me dijo que hiciéramos algo esta noche y le respondí con un "hoy me apetece hacer alguna locura" gritó de la alegría, ligeramente. Pero nunca me informó hacia donde íbamos.

-Es una sorpresa amiga - respondió con todo el aura de misterio que yo odiaba.

-Sabes que no me gustan las sorpresas...- la maté con la mirada y ella soltó una risita.

-Esta te gustará- y así, concluyó nuestra conversación por los pasillos de la residencia, donde lo único que se oía eran el resonar de nuestros altos tacones al conectar con el suelo de rachola.





Llevábamos casi media hora en el coche escuchando música electrónica a través de la radio. Min seguía sin querer decirme a dónde me llevaba y yo me estaba impacientando cada vez más conforme pasaban los segundos.

Entonces, cruzamos una esquina que se me hizo tremendamente familiar.

Y me alarmé.

«No será capaz la muy...»

-Min...- sonaba alarmada pero no me importó, solo quería que mi mejor amiga diera marcha atrás. Todavía no estaba lista para enfrentarlo después de lo poco que sabía.

-Tranquila, estaré en todo momento cerca de ti por si necesitas salir corriendo, yo te llevaré a la residencia, al hospital o donde quiera que piensen que debas ir. Pero por el momento, deja el miedo atrás y armate de valor amiga. Es mejor cerrar este tema cuánto antes.

Me quedé callada por su sinceridad.

Pero en parte tenía razón. Tenía que acabar con ese tema antes de que me volviese loca del todo.

-Está bien- acepté de mala gana- pero a la mínima que necesite salir de ahí, espero que estés lista y coger el coche lo más rápido que lo hayas cogido en tu vida.-le amenacé con el dedo índice desde mi posición de copiloto. Ella se giró a mirarme una milésima de segundo antes de guiñarme el ojo en respuesta y volver a prestar atención completa en la carretera.

Y en menos de lo esperado, habíamos aparcado enfrente de la casa de Jimin.





Como era de esperarse, el lugar estaba repleto de adolescentes hormonados dispuestos a darlo todo en esta fiesta. Que según Min, sería la mejor fiesta hasta la fecha.

Pero yo tenía mis dudas internas.

Aún así, salí del coche colocándome bien la corta tela del vestido que apenas me tapaba las rodillas y me apresuré a colocarme al lado de mi mejor amiga, que no la había visto así de contesta desde que supo que viviríamos bajo el mismo techo.

-Que ganas tenía ya de volver a una fiesta- me comentó en el oído mientras subíamos las escaleras del porche de la entrada. Sonreí en respuesta ya que,justo en ese momento, como si nos estuvieran viendo desde que habíamos salido del coche, la puerta principal se abrió y detrás de ella, había un Jimin sorprendido.

Tenía la misma cara que mi madre al verme esta misma mañana en casa. Pero estaba segura que, no me miraba así porque había accedido venir a esta fiesta, sino más bien por el corto vestido que llevaba.

Realmente no parecía yo y su reacción me lo confirmó por completo.

-Chicas... -balbuceó desviando la mirada del escote pronunciado que llevaba. -Me alegra tanto veros. Pasad, pasad.-se retiró con delicadeza hasta apoyarse en la pared de la izquierda y, con un movimiento de mano, entramos ambas. Min con una sonrisa demasiado ancha y yo con el pequeño arrepentimiento que estaba teniendo en esos momentos.

«Sabía que no era buena idea venir...»

Al entrar, también confirme lo que supuse. Casi todos los que cursaban mi año estaban en la fiesta. Como también algunos de cursos superiores, pero en menor cantidad.

Las bebidas abundaban la sala principal, habiendo una nevera de hielo con varias cervezas y botellas en cada esquina de ésta. Si ya el panorama era así, no quería saber cómo estaba la cocina...

-¿Queréis tomar algo? -nos preguntó Jimin con una cerveza en la mano. Yo negué con la cabeza a su ofrecimiento. Odiaba la cerveza y era lo último que bebería esa noche. Eso lo tenía más que claro.

-Prefiero elegir yo algo. La cerveza no me va-le informé elevando los hombros y él dejo de mirarme para enfocarse en Min, que todavía no le había respondido.

-Yo sí que tomaré una-fueron las palabras de mi mejor amiga antes de arrancarle la cerveza de las manos, abrirla y darle un trago bien largo.

Jimin y yo abrimos la boca sorprendidos por la acción de mi mejor amiga, que encima, me había prometido no pasarse con el alcohol.

«Ya veo que bien cumple sus promesas»

Min hizo el típico "Ahhhhh" de borracho después del trago y nos miró sonriente.

-Bueno, no las entretendré más. Espero que lo paséis bien- dijo Jimin y después desapareció entre la multitud de la gente.

Me quedé de piedra ante lo que acababa de pasar y algo me vino rápidamente a la mente...

Jimin estaba evitándome por alguna extraña razón y descubriría porqué antes de que acabara la noche.

𝖣𝗎𝗅𝖼𝖾 𝖲𝗎𝖾𝗇̃𝗈; 𝖠𝗆𝖺𝗋𝗀𝖺 𝖱𝖾𝖺𝗅𝗂𝖽𝖺𝖽 © 𝐩. 𝐣𝐢𝐦𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora