Capítulo 8: Tony

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Capítulo 8: Tony

—Jessica... eso es una serpiente.

—¡Dijiste que eligiera!

Lucho por no llevarme las manos a la cabeza.

—Me refería a los cachorros Jessica. No a los reptiles.— le explico sin mucha paciencia.

Ella hace un puchero mientras le entrega la serpiente de dos metros a la mujer que casi la convence de adoptar un reptil mortal.

¿A qué clase de tienda llegamos?

Simplemente me detuve en el primer lugar que vi.

La mujer la guía hacía los cachorros que ladran dentro de una pequeña reja. Ellos brinca tratando de alcanzar a Jessica en cuanto la ven. Me acerco por detrás mientras ella se inclina hacía ellos y acaricia a todos los que se lo exigen.

Notó que entre todos ellos hay un cachorro negro que esta hecho un ovillo en una esquina de la reja, a diferencia de los otros cachorros de diferentes razas y colores, este no intenta acercase a Jessica, por el contrario se acurruca en la esquina de la jaula como si temiera que alguien fuese a lastimarlo en cualquier momento.

—Lo recatamos hace poco.— me dice la voz de la dueña del lugar al notar mi atención.— estaba siendo criado para perro de pelea.

Me doy cuenta entonces que es un cachorro de Dóberman. Parece más pequeño de lo normal y puedo ver que a una de sus orejas le falta un trozo en la punta.

Esta aterrorizado.

Siento la atención de Jessica sobre mi cuando rodeo la jaula para acercarme al pequeño cachorro que esconde su rostro entre sus patas como un avestruz.

En cuanto hago el gesto de intentar tocarlo el empieza a gruñirme. Me pongo de cuclillas y dejo que olisque mi mano sin tocarlo. Él me olisquea un poco más antes de mirarme con curiosidad. Vuelvo a intentar acércame y ya no huye esta vez. Lentamente, muy lentamente le toco la cabeza.

Él lo permite.

Escuchó a la dueña suspirar de alivio a un metro de mi.

—Él ni siquiera había dejado que yo me acercara. Me sorprende que usted lo lograra.

¿Le sorprende que yo lo lograra?

¿Eso fue un insulto?

Ella se da cuenta de su error porque abre grandes los ojos con vergüenza antes de sonrojarse.

—Quiero decir... es que usted no... no parece un hombre de mascotas. No pensé que supiera...

La risa estridente de Jessica interrumpe las disculpas de la mujer.

—Nadie esperaría que un hombre grande y malo como tu hiciera sentir tan seguro a un cachorro eso es todo— la defiende Jessica dejando a los cachorros que siguen saltando hacía ella para acercarse hacía mi.

Ella mira al cachorro que aún acaricio. Se acuclilla junto a mi para mirar mejor al Dóberman aterrorizado. Ver a un perro de esta raza tan imponente completamente aterrorizado es algo realmente triste.

Jessica intenta tocarlo también pero él se aleja.

—Deja que te huela primero.— le digo y la tomo de la muñeca para acercar su mano al cachorro. Siento su cuerpo tensarse con mi gesto pero no me detengo. El cachorro huele su mano un poco pero aún parece asustado, probablemente porque ahora Jessica trae impregnado el olor de los otros perros.

—Esta bien, pequeño, no voy a hacerte daño. Nadie va a lastimarte ahora— le habla Jessica con una voz dulce y comprensiva y algo cambian en el perro que finalmente se deja tocar por ella.

Propiedad de la mafiaWhere stories live. Discover now