Capítulo 2: Hola extraño

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—"Ni siquiera se su nombre, ni se de donde viene, será el ángel de mis sueños, le daré toda mi vida, lo poco que yo tengo, será el ángel de mis sueños"

—Jessica...

—"Cómo la Luna sobre el maaaaarrr, una belleza que no se puede explicar, nunca me pude imaginaaAaaar que unos ojos me pudieran dOminAR".

—Jessica puedes dejar de cantar por un segundo y escucharme. Con lo horrible que cantas nos van a prohibir la entrada en este café para siempre.

Me acomodo mejor en mi asiento mientras alguien en el café cambia la canción antes de que siquiera termine. ¿Realmente canto tan mal?

Aburridos.

—Es que debiste verlo, era tan guapo, tan silencioso, ¡me encantan los hombres que no hablan!, y que no sonríen ¡como si odiaran la vida!

—¿Jessica puedes concentrarte por un segundo?

Suspiro y me inclino sobre la mesa para volver mi atención sobre mi clienta-guión-mejor amiga.

—Esta muerto, le rebanaron la garganta. Con toda la sangre que salió de su cuerpo podríamos haber pintado mi casa.—finalmente le explico.

—¿Vas a pintar tu casa de sangre?

—No, pero un cuarto rojo como el de Christian Gr...

—Deja de hacerme desviar la conversación— me reta ella molesta. Es una chica tan seria pero tan dulce. Ha tenido una vida tan dura y parece que eso no va a terminar pronto.

¿Universo, no puedes dejar a la chica ser feliz?

El universo y yo tendremos una seria conversación más tarde, tal vez haya algunas amenazas... y un pica hielo.

—Cariño sabes que soy la mejor en esto, si me contrataste es porque lo sabes. Cumpliré mi tarea, si, el objetivo esta muerto pero tengo un pan b.—respondo.

La veo taparse la cara con desesperación mientras su lindo cabello rubio de barbie cae sobre su rostro antes de volverse hacía mi.

—Tengo miedo de preguntar pero dime ¿cuál es el plan b?

Sonrío con astucia.

—Infiltración.

—No.

Esa respuesta fue rápida.

—¿Por qué?

—Te conozco, no tienes filtro, irás de cabeza sobre eso y pondrás en riesgo tu vida si hace falta.

—Por eso soy la mejor en lo que hago.

Ella esta por protestarme de nuevo pero el lindo chico del café llega con nosotras y deja dos capuchinos calientes en la mesa.

—Gracias Tony— le digo guiñándole un ojo. Él se sonroja tanto mientras mira entre mi amiga y yo que parece olvidar por un momento que lo llamé Tony cuando su gafete dice Gabriel.

—Disfruten su comida.— dice torpemente antes de volver al mostrador.

—Compórtate, no quiero ir a sacarte de la cárcel por acoso a menores... otra vez.

Auch.

—A ver ese chico me dijo que tenía diez ocho años y fue él quien me acosó a mi, ¿recuerdas? Ademas ya tengo mi atención en alguien más y te aseguro que no es menor que yo.— respondo.

La veo suspirar con resignación antes de decirme:

—Muy bien... cuéntame sobre él si con eso vas a concentrarte.

Propiedad de la mafiaWhere stories live. Discover now