Epílogo

55 3 2
                                    

Daila Collins

Hoy es el último concierto de la gira después de estar seis meses recorriéndonos los escenarios de Europa. Seis meses que hemos estado fuera, pisando países como España, Alemania o Italia. Seis meses donde hemos aprovechado para crear canciones que nacieran de los cuatro, nos hemos sentado juntos y hemos sacado una idea tras otra, hasta que hemos conseguido inventar letras y melodías.

Al principio fue duro alejarnos de Oslo porque había muchas cosas que nos hacían querer quedarnos allí. Axel Miller era participe de esas ganas y tener que despedirme de él entre lágrimas no fue para nada agradable. Intenté no llorar y la noche anterior me prometí no hacerlo, pero no pude evitarlo cuando me abrazó como si fuese el último abrazo que nos regalábamos. Se acurrucó en mi cuello y se rompió conmigo.

A Holly le pasó lo mismo con Darío, se abrazaron hasta que Hans prácticamente tuvo que agarrarnos y arrastrarnos por el aeropuerto. También vinieron sus padres, pero fue una despedida más rápida. Jackson se despidió de su hermano, prometiéndole que alcanzaría cualquier oportunidad para regresar durante un par de días, pero nunca encontramos el momento. Brett habló con su madre y se abrazó a ella mientras esta saltaba de la emoción, parecía contenta con la decisión que habíamos tomado.

Fue ahí cuando me di cuenta de que yo no tenía una familia que me apoyase, pero no me importó demasiado. No lo hizo justo en el momento que aparecieron Matthew y Leo por detrás para abrazarme y despedirse de mí. Me pilló totalmente sorprendida, pero no tardé en devolverles el abrazo. Vinieron por mí y se despidieron de mí. Matthew me agradeció mil veces que estuviese encima suyo y que le ayudase a dar pasos para la desintoxicación, me prometió mantenerme al día de lo que ocurría en su vida y me susurró palabras que siempre mantendré en mente. Leo me agradeció por él mismo, por Matthew y por Axel, preocupándose por cada uno de ellos.

Han sido seis meses jodidamente duros, pero lo más bonito que he experimentado.

La gente chillaba nuestros nombres en los conciertos, en las firmas y si nos veían por la calle. A veces ni siquiera éramos capaces de entendernos, pero la música es lo que los une a nosotros.

Me acostumbré a vivir en un avión durante todo ese tiempo, recorrimos horas en aeropuertos y hoteles y volvería a hacerlo una y otra vez.

Con Axel todo va genial. Aprendimos a dejarnos llevar y nos acostumbramos a una relación a distancia. No he tenido la oportunidad de volver a verlo en persona, pero cada noche disfrutamos de las videollamadas. Hemos visto mil películas románticas de esas que le gustan a él. O más bien he fingido verlas, porque era mucho más divertido observarle reaccionar a lo que ocurría. De hecho, he hecho algunas canciones inspiradas en las películas que hemos visto.

Nada más irme, lo echaba de menos. Necesitaba tenerlo a mi lado y una parte de mí tenía miedo de perderlo por el camino, pero las semanas pasaron y comprendí que tenía que vivir lo que pudiese y que si salía mal ya buscaríamos una solución. Lo hablé con él y confesó sentirse de la misma manera.

La comunicación entre nosotros ha mejorado muchísimo y estamos aprendiendo a tratar ciertos temas con cuidado y con el corazón abierto, siendo sinceros con nosotros mismos y con él otro. También hemos aprendido a escucharnos mucho más, aunque eso siempre fue algo que creo que tuvimos presente.

Cuando vuelva tengo que decirle algo que quise decirle el día que nos despedimos. Me he negado durante seis meses a decírselo por videollamada.

El concierto de esta noche es el último y mañana cogemos un vuelo para volver a Oslo durante una temporada y seguir trabajando allí. La discográfica está poniendo mucho de su parte para que nuestros proyectos salgan bien y tiene pinta de que seguiremos aquí durante un tiempo si ellos siguen confiando en nosotros.

Una canción robadaWhere stories live. Discover now