CAPÍTULO 24 | RELACIÓN EXTRAÑA

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Me bajo del escenario sin respiración. Estoy totalmente agitada, pero me relajo cuando noto que los demás están exactamente igual que yo. Lo que ha pasado ahí arriba es de las cosas más especiales que me ha pasado en los últimos meses. Ni siquiera el concierto en Bergen me ilusionó tanto como lo que acabamos de hacer en el escenario.

La gente ha disfrutado de cada una de las canciones que hemos cantado. Muchos de ellos no nos conocían, por lo tanto, no se sabían las canciones, pero seguían al pie del cañón, animándonos.

Justo como Sofie.

De vez en cuando posaba mi mirada sobre ella y la veía disfrutar de cada canción. Hemos cantado unas diez, y de todas esas, ella conocía siete, mínimo. Mi cara ha debido de ser un poema cuando la he visto gritar como si las situaciones de las canciones estuviesen ocurriendo en su vida.

Axel la miraba entretenido y también aplaudía y saltaba, cantando todas las canciones que tocábamos. De vez en cuando cruzábamos miradas, pero nada del otro mundo.

—¡Esto ha sido increíble! —anuncia Brett eufórico.

Da saltos en el sitio mientras se apoya sobre Jackson, molestándolo, pero a este no parece importarle demasiado.

—Collins, lo tuyo hoy ha sido impresionante —anima Holly, abrazándome por detrás.

—En todos los conciertos me dices lo mismo.

—Y en ninguno de ellos miente —susurra Jackson cuando Brett no está encima de él.

Niego mientras dejamos los instrumentos en su sitio, acompañados por el padre de Darío. Holly y él parecen llevarse bien. Eso me hace sonreír demasiado. Sigue sin contarme que se trae entre manos con el exintegrante de HidOut, pero las miradas que se lanzaban no eran de simple amistad.

—Enhorabuena —dice una voz detrás de mí que reconozco enseguida—. Habéis estado increíbles.

Axel me mira con las manos en los bolsillos y sonriendo ampliamente. Odio sentir como el corazón se me acelera cuando él está cerca.

—Gracias por venir, Axel. —Me acerco a él para no tener que gritar por la distancia. Sonríe, asintiendo y dirige su mirada al resto también.

—¿Queréis que salgamos juntos? —nos pregunta a todos—. Conozco un bar cerca de aquí.

Los demás asienten, demasiado felices, así que no me queda otra opción que asentir a mí también.

—Gracias por dejarnos tocar hoy aquí —agradece Holly con una sonrisa de oreja a oreja.

—Mi hijo me ha hablado demasiado bien de vosotros. Podéis venir cuando queráis, Holly ya sabe que esto es vuestro escenario —confiesa, mirándome a mí, con una sonrisa de lado.

Estoy a punto de reprocharle a mi amiga que empiece a contarme algo sobre la relación que mantienen ella y Darío, pero la madre de Axel se interpone en medio, acercándose a mí con una sonrisa enorme instaurada en su rostro. Me mira como si estuviese feliz de todo lo que he hecho ahí arriba. Una punzada en el pecho hace que la imagen de mis padres se instaure en mi mente.

Tan ajenos a todo lo que está pasando por mi vida.

—¡Cariño! Yo me voy ya, pero espero verte pronto. Sois unos artistas de pies a cabeza. Axel ya me lo había dicho —susurra, mirando en su dirección—, pero me habéis sorprendido. Te dejo mi teléfono para que me llames cuando lo necesites—. Saca un papel de su bolsillo y lo mete dentro del mío—. Y para cualquier cosa. —Me guiña un ojo para después señalar a su hijo disimuladamente con la cabeza.

Una canción robadaWhere stories live. Discover now