Reno High School

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Incluso después de una semana todos seguían hablando de la fiesta en el bosque. Cada uno tenía su propia versión de los hechos, cada uno había vivido una experiencia distinta tras huir de los guardabosques, y qué casualidad que la mayoría tenían que ver con haber besado a alguien o haberse metido mano entre unos arbustos o en alguna tienda de campaña. Pero pronto dejarían de hablar de la fiesta en el bosque para pasar al baile de primavera. Otra de esas chorradas que organizaban las animadoras para poder llenar el instituto de purpurina y creerse las reinas del lugar. En realidad, nunca dejaban de serlo, pero su ego iba mucho más allá. 

Kate miraba aburrida cómo Sarah daba indicaciones a otras dos chicas para colgar el gran cartel que anunciaba el baile sobre la puerta del gimnasio. Suspiró y volvió a intentar centrarse en la clase de Educación Física. El señor White gritó que quería que hicieran 50 flexiones. Kate, por su parte, quería llorar. ¡Apenas podía hacer diez seguidas! Se tumbó en el suelo como todos los demás a la espera de escuchar el silbato de su profesor. Por un instante pensó en fingir un ataque al corazón y hacerse la muerta, pero no le dio tiempo a perfeccionar su plan. El silbato sonó y todos empezaron a hacer flexiones. Mientras trataba de bajar miró a sus compañeros: estaban los que, como ella, a duras penas conseguían hacer una flexión, a su lado un grupo de chicas que fingían hacer el ejercicio mientras reían y hablaban, y más allá estaban algunos de los del equipo de baloncesto, los cuales competían por ver quién conseguía hacer más flexiones en menos tiempo. Entre ellos Ethan. "¡Ah, Ethan...! Quién estuviera bajo tu cuerpo ahora mismo..." Una sonrisita tonta se le dibujó a Kate en la cara, pero no tardó en desaparecer cuando el pie del señor White se puso en su espalda y la empujó hacia el suelo. Todos rieron. Kate gruñó. Siempre era más duro con ella por el "club secreto" de artes marciales.

- Doscientas sentadillas, señorita Sullivan, por no acabar las flexiones -dijo con su voz ronca el profesor y luego apartó su pie de la espalda de la chica para dirigirse a los demás-. Los demás dos vueltas al gimnasio y a las duchas, a no ser que quieran hacer sentadillas junto a su compañera. ¡Marchando!

Se escucharon algunas risitas, pero todos obedecieron. Kate se colocó en una esquina del gimnasio para empezar a hacer sentadillas. Visto desde el lado bueno, no eran flexiones y podía babear viendo como Ethan corría junto a sus amigos haciendo el tonto como siempre. Al acabar todos se marcharon a los vestuarios, pero ella se quedó allí, ya con las piernas temblorosas.

- No la oigo contar, señorita Sullivan -dijo el señor White al pasar por su lado.

- Ciento cuatro... Ciento cinco... Ciento seis... -comenzó a contar en voz alta Kate.

- No pare hasta acabar -el profesor se marchó a su despacho, que se encontraba en una sala colindante.

- Tres... Veinticinco... Ochenta y dos... Catorce... -se burló Jim colocándose junto a su amiga, ya duchado, cambiado y apestando a One Million.

- Sigue y te mato -dijo con esfuerzo Kate.

- Oye, si solo te intento animar. Piensa en el culazo que se te va a poner.

- Mi pie en el tuyo es lo que se va a poner -Kate se detuvo-. Odio esta asignatura. Encima, ahora no me da tiempo a ducharme y estoy empapada y apesto.

- Pero si tú no sabes sudar -Jim le tocó la frente, la cual estaba prácticamente seca.- y tampoco oler mal. Si estás mojada no es por hacer deporte.

- ¿Pero qué dices? -se cruzó de brazos indignada.

Al escucharse alboroto en la salida de los vestuarios ambos se giraron, viendo como el resto del equipo salía de allí dando gritos y haciendo el bruto. Jim le sonrió a Kate al encontrarla mirando a Ethan.

52 WaysWhere stories live. Discover now