Ambos entraron y tomaron asiento en una de las mesas cerca de la ventana.

—Probablemente este no sea lugar al que sueles ir, pero me gusta porque tiene unas hamburguesas deliciosas.

—No te preocupes, amo las hamburguesas.

—¿En serio?

—Sí, también suelo comer lo que es comida chatarra como la pizza, las papas fritas y montón de chucherías.

—Por un momento pensé que sólo comías en restaurantes refinados.

—No, para nada.

—Bien, entonces pediré dos hamburguesas con triple queso, ¿te parece?

—Sí, me encantaría.

Changbin se colocó de pie y fue a pedir su orden, siendo observado detenidamente por Minho. Luego de pedir, Changbin tuvo que esperar unos minutos hasta que regresó a su mesa con una bandeja en sus manos.

—Aquí tienes.

Changbin le extendió la hamburguesa y un vaso de refresco al alfa. Luego tomó la de él y sin esperar más tiempo le dio un gran mordisco, ensuciándose la boca en el proceso.

—¿Te gusta mucho? —preguntó Minho, mirando con admiración al omega.

—Me fascina.

—Te ensuciaste.

—¿Eh? ¿En dónde? —preguntó Changbin, terminando de tragar.

—Aquí.

Minho limpió con su pulgar el sitio en donde Changbin tenía salsa de tomate, después llevó el pulgar a su boca, aquello dejó a Changbin con su corazón latiendo a mil.

—Buen provecho —dijo Minho con una sonrisa, empezando a comer de su hamburguesa.

Changbin bajó su mirada, sintiendo calor en sus mejillas.

Y así marchó la segunda cita, luego vino una tercera y después una cuarta, y sin darse cuenta ya estaban en la octava.

Se encontraban en un modesto restaurante, compartiendo miradas y algunas cortas palabras en lo que comían lo que habían ordenado. Cuando acabaron, Minho le propuso al omega caminar un poco por el parque que quedaba cerca, Changbin aceptó y entonces ambos se encontraban caminando en silencio, en una ameno silencio. El omega de Changbin se sentía muy a gusto con el alfa, no sabía si era su olor o su presencia, pero le agradaba estar en compañía del alfa.

—¿Sabes? —comenzó a hablar el alfa, captando la atención de Changbin—. No sé qué me hiciste, pero desde que te vi no he conseguido sacarte de mi cabeza. Suena algo loco, ¿no?

—No lo creo, también me pasa.

—¿De verdad? —le preguntó con una sonrisa, el omega asintió—. Me hace muy feliz saber eso. ¿Y sabes lo que me gustaría hacer en este momento?

—Uhm, no, no sé.

—Justo ahora me gustaría tanto besarte, pero eso sería muy atrevido de mi parte.

Changbin desvió su mirada por el nerviosismo que empezó a sentir. Luego fueron rodeados por un silencio hasta que Changbin decidió girarse, tomar las mejillas de Minho y unir sus labios en un torpe beso.

—Lo lamento, me dejé llevar y...

Minho calló sus palabras con un nuevo beso, esta vez más duradero. Ambos cerraron sus ojos y movían sus labios a un mismo ritmo que los hacía regocijar de felicidad.

—Otra vez, por favor —susurró el omega cerca de los labios del alfa.

Minho no se negó, por supuesto que no lo haría. Acunó las mejillas del omega entre sus manos y volvió a besarlo, lento y muy placentero.

—Una vez más, ¿sí? —pidió el omega cuando se separaron debido al aire que les faltaba.

Minho soltó una baja risita que hizo brincar al corazón del omega.

—Lo haré todas las veces que quieras.

El alfa lo besó de nuevo y Changbin sonrió en medio del beso, disfrutando del bonito momento que estaba viviendo.

Hasta que volvieron a separarse y Minho soltó esa pregunta que abundaba su mente desde que vio al omega en la entrada del restaurante en su primera cita.

—Cásate conmigo, Jeongin, sé mi omega.

Changbin se quedó en silencio, alzando su mirada con su corazón acelerado. ¿Escuchó bien o acaso fue una alucinación suya? ¿Minho le pidió matrimonio? ¿Minho, un alfa espectacular quería que él fuera su omega? No terminaba de asimilarlo, pero había un problema que destruyó con su emoción.

Jeongin. Minho mencionó el nombre de su amigo y eso le dolió, porque Minho quería casarse con Jeongin, no con él.

—Me tengo que ir —dijo Changbin, intentando marcharse de allí, pero Minho lo tomó de su brazo para evitar que escapara.

—¿Qué pasó? ¿Por qué te vas?

—Yo debo que marcharme...

—¿Por qué? ¿Dije algo ofensivo? ¿Te hice sentir incómodo? —preguntó con desesperación—. ¿Qué hice mal para que te quieras marchar?

—No es eso, no hiciste nada mal, tú eres maravilloso, eres el mejor alfa que he conocido...

—¿Pero...? —soltó con sus ojos húmedos y Changbin sintió una punzada en su pecho.

—Lo lamento...

Changbin se zafó del agarre de Minho y salió corriendo del parque, hubiera sigo perseguido por Minho, pero el alfa se tropezó con una piedra y cuando quiso cruzar la calle el semáforo había cambiado a verde. Changbin aprovechó eso para apresurarse en llegar hasta su auto y subirse a él, luego marcharse de allí.

Condujo su auto de manera rápida y con muchos pensamientos mezclados en su cabeza, cuando llegó a su departamento sólo se tiró a su cama y abrazó a su almohada.

Cita a ciegas ♡ ChanIn | MinBinWhere stories live. Discover now