Capítulo 8: Regañina

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Al final decido no escapar. Sé que me va a caer la del pulpo, ¿pero para qué prolongar algo inevitable? La regañina sería peor si me escaquease ahora. Me limito a esperar sentada en el colchón, jugando con los pliegues de la falda. Cada paso que cruje en la escalera hace que el corazón se me acelere por momentos. Finalmente, la puerta se abre.

-¿Sabes llamar a la puerta o qué?- le digo, frunciendo el ceño.

-No me vengas con mierdas- se me acerca, apretando los labios en señal de ira.

Por un momento siento que me va a girar la cara de un manotazo, pero me equivoco. Simplemente cierra los ojos e inspira con lentitud.

-Yo... lo siento- me disculpo, bajando la cabeza.

-¡¿Sabes el dinero que nos costará remolcar el coche?!- alza la voz.

-Pero yo no sabía que-

-Estás castigada- me interrumpe antes de poder acabar mi frase.

Suspirando, le tiendo el móvil. Pero no responde a mi gesto.

-El teléfono te lo puedes quedar- dice.

-¿Entonces?

-Tres días sin salir.

-¡¿Qué?! ¡Y una mierda!- me quejo, sabiendo que lo ha hecho para joderme todavía más.

-¿Tienes alguna queja?

-Sí tengo. No tienes derecho a privarme de mi libertad- impongo, con ira por todo mi cuerpo.

-Obedece lo que te ordene y no habrá desgracias- y se gira para irse.

-Gilipollas- se me escapa en un susurro.

Entonces he comprendido el grave error cometido. Se torna hacia mí nuevamente para clavar su mano en mi pómulo izquierdo. Nunca me ha golpeado tan fuerte como ahora. Él también se da cuenta de su error, y en seguida se cubre la boca.

-Riley- se me acerca, culpable de su acto.

-Déjame en paz.

-Yo no-

-¡QUE ME DEJES, JODER!- le chillo, sin derramar una sola lágrima aunque tenga ganas de hacerlo.

Sorprendentemente me entiende a la primera, y se va con un dolor enorme en su alma.
Yo me paso las yemas de los dedos por el rostro quejoso, y noto un relieve más marcado de lo normal. Me miro con la pantalla y un hinchazón destaca debajo de mi ojo. Pienso durante unos segundos y me quedo en blanco. Mis párpados se cierran poco a poco hasta que me duermo.

*

Me despierto de repente. Miro el reloj de la pared y marca las 18:36.

-Mierda, la reunión de Emma- maldigo por dentro.

Entro en su chat y le escribo:

-"oye, cómo ha ido la reunión??"

No tarda en leerme.

-"Me la han pospuesto a las 19:00"

-"joder"

-"Bueno, debo ir tirando hacia ahi"

-"vale.."

-"😘😘"

Se desconecta. Obviamente estoy intrigada para ver de qué se trata todo esto. Aunque si me escapo, estoy muerta. Literalmente, la curiosidad matará al gato. ¿O quizá no?

(Por determinar)Where stories live. Discover now