o. 𝑝𝑟𝑜𝑚𝑒𝑠𝑎𝑠

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chapter i. “𝗉𝗂𝗅𝗈𝗍
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Los fuertes rayos de sol le calaban en los ojos a la dulce Madelyn, quien caminaba por un prado lleno de flores, la chica supó inmediatamente sus nombres, orquídeas, rosas, girasoles, jazmines, y sus favoritas, los lirios, ella sabía que esas flores no podían crecer en conjunto pero ahora todo era posible.

Una voz resonó por sus oídos, llamando a un nombre muy dulce, la chica giró la cabeza percibiendo a dos figuras altas, sonrió al notar quiénes eran, los conocía más de lo que ellos mismos se conocían, sabía sus pensamientos, sus pesadillas, todo.

No corrió hacía ellas, se sentó en un pequeño cojín que reposaba en el suelo, y observó a esas dos figuras atentas todos sus movimientos y palabras. Era como si supiera lo que pensaban, lo que querían hacer.

El chico tomó la mano de la chica, la miraba a los ojos como si viera lo mejor de su vida en su compañera, como si ella fuera su propia vida.

Madelyn llegó a sentirse mal por el chico, pues la chica no compartía los mismos sentimientos y lo ocultaba, dándole falsas esperanzas.

El más alto se hincó, el corazón de Madelyn dio un brinco en su pecho, puede que ella no fuera la protagonista pero lo sentía como si lo fuera.

La chica miró a su alrededor, todo se empezaba a nublar para la chica, un montón de malos pensamientos cruzaban por su mente, fue en ese momento cuando el chico sintió una punzada en su pecho.

Y solo había una razón.

En su vista entró una tercera persona, por detrás de su amada.

Madelyn sintió algunas lágrimas de tristeza cayendo de sus ojos, era la hora de la verdad.

El chico, que sentía como si hubieran apuñalado su corazón, miró a los ojos de su amada, queriendo obtener alguna explicación del porqué la otra persona estaba ahí.

La chica no habló, no podía articular ninguna palabra pues también estaba en shock. Aun así con solo la mirada respondió a todas las dudas del que anteriormente se le iba a declarar.

El otro chico era alto, pálido, cabello negro azabache, que gritaba rudeza y corazón de hielo por todas partes, todo lo contrario al primero, pero con dos cosas en común: el amor que le tenían a la misma chica y el como los dos eran solo peones en el juego de la reina.

Fue entonces cuando el segundo chico se preparó para hablar.

Pero Madelyn sintió como la tomaban por los hombros fuertemente. Gritó asustada al instante.

Le habían distraído al leer su libro en el que tanto estaba metida.

–¿Podrían explicarme por qué están aquí? Es mi hora de lectura y justo estaba volviendo el drama. –Comentó a los uniformados que entraban a la celda, la cual tenía exclusiva para ella por medidas de precaución.

Los policías no se pararon a explicarle el motivo de la intrusión, si no la tomaron de los brazos, colocándolos en la parte de atrás de su cuerpo, evitando que se moviera y tratando de colocarle unas esposas para evitar cualquier inconveniente.

–¿Podrían...? Fantástico, he perdido la página. –Murmuró sarcástica, aunque su tono cambió a uno asustado en un abrir y cerrar de ojos. –¿Qué están haciendo? –Temió por su vida al notar la dureza con la que la tomaban. –¿Oigan? ¡Oigan, aún no es tiempo! ¡Aún me quedan doce días! ¡Ayuda!

Le picaba la garganta por gritar tan alto, olvidó por completo el libro que reposaba tranquilamente en su cama, por su mente solo pasaban miles de escena y personas.

Su papá, sus amigos, su propia vida.

–¡Quitenme las manos de encima, idiotas! –insultó en murmullos claramente audibles para ellos. –¡Ayuda! ¡Marcus, ayuda! ¡Marcus!

Por el marco de la puerta entró una figura demasiado conocida para ella, Madelyn tomó fuerzas de lo más profundo de su ser y se lanzó al hombre murmurando cosas inaudibles para cualquiera que no sea ella. Inmediatamente fue envuelta en sus brazos, recibiendo un poco de calor humano.

–¡Espera, espera, Maddie! –El hombre la tranquilizó, abrazándola para evitar que alguien la hiriera, cuando notó que sus músculos se relajaron miró a los guardias –Está bien, esperen afuera.

Los cuatro uniformados salieron sin rechistar, pues eran órdenes del mismísimo Marcus Kane.

–Aún me quedan doce días, Marcus, aún no cumplo 18 años, debe de haber un error, diles que revisen bien, por favor. –Chilló, aún sin separarse de aquel hombre.

Al hombre se le hizo añicos el corazón, puede que Madelyn no fuera su hija pero era una chica demasiado fiel que se había ganado un espacio en su corazón.

–No te flotaran, Maddie, te darán una segunda oportunidad.

La chica elevó su mirada, dando un par de pasos atrás alejándose del mayor. Su boca estaba entreabierta, quería hablar pero no salía ninguna palabra de su parte, solo tartamudeos. –¿Otra oportunidad?

–Sí, hemos... hemos ideado un plan y tendrán una segunda oportunidad.

–¿Cómo?

–No puedo decirte mucho pero estarás bien, irás con más chicos en una nave. –Respondió, maldiciendo un poco a su amigo canciller por no darle el permiso para decirle a Madelyn lo que pasaría, todo por "seguridad" según el mayor. –Te lo dije, todos pueden tener una segunda oportunidad.

La chica asintió esperanzada, podría remendar sus errores y limpiar su nombre. De pronto unas personas rondaron por su cabeza.

–¿Mis amigos? ¿Los puedo ver? –Kane miró al suelo, antes de guiarla hacía el pasillo, donde esperaban los uniformados de hace un rato. Cuando Madelyn los vio sus sentidos volvieron a despertar. –¿Marcus, puedo ver a mis amigos?

–Madelyn, me temo que no hay tiempo, pero ellos estarán contigo.

La respiración de la chica se empezó a agitar, sus manos comenzaron a temblar antes de volverse puños. Kane lo notó asi que le dirigió una mirada a un uniformado, el cual le inyectó un tranquilizante en el cuello.

–Marcus, me prometiste que... que los vería antes... antes de...

No pudo decir nada más pues tenía un inexplicable sueño que le nublaba la visión.

Un solo pensamiento le cruzó por la cabeza: ¿Así se sintió el personaje de su libro cuando murió? ¿Así se sintieron su mamá y papá?

¿Ella iba a morir?

Marcus, aún sabiendo que Madelyn ya no la escuchaba, le habló –Estarás bien, confío en ti y sé que tu padre también lo haría.

Fue cuando los uniformados se la llevaron como un saco de papas a la nave donde la transportarían a la tierra junto a sus nuevos compañeros de vida.

Lo que ellos no sabían es que estaban llevando a alguien inocente a morir.

Bueno, a más de un inocente.

Bueno, a más de un inocente

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𝒉𝑜𝑚𝑒 ━━ Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora