O28

7.5K 1K 437
                                    

Un fresco aire pasaba por su rostro, haciendo mover su mediano cabello rubio con pequeñas tiras de colores pasteles.

Sus ojos celestes recorrieron lo que parecía una pequeña ciudad alejada de su familiaridad y mientras trataba de adaptarse al nuevo entorno, sintió como su mano era tomada por alguien más.

Alguien más pequeño.

Su mirada dejó de mirar el entorno, para bajarla y mirar aquella cosita pequeña frente suyo.

El pecho de Enid se encogió con ternura.

Una pequeña niña (¿Niño?) Sujetaba su mano, pareciendo caminar por la banqueta de la calle junto a el, mirándolo por detrás con su mochilita de un lobo negro.

Su mano fue directo a su vientre al pensar que algún día su cachorro estaría de ese tamaño. Una pequeña sonrisa se engancho en su rostro con solo imaginarlo, un cachorro junto a Wednesday.

Pero aquella sonrisa se esfumó rápidamente, al no sentir ningún bulto en ella. Era solo su torso plano contra su mano.

¿Dónde está su cachorro o sus cachorros?

Enid se mordió los labios y su pecho se agito. De forma nerviosa miró por las casas, personas y finalmente al pequeño que aún sujetaba su mano, caminando juntos.

¿Esto era alguna clase de sueño?

El pequeño caminaba indiferente, si no fuera pequeño, pensaría que es Wednesday. Su cabello rubio, con una mitad pelinegro destacaba inusualmente, haciendo rebotar la mochilita de su espalda, del lobito.

¿Por qué ahora que está en pánico notaba el físico de este niño?

Por la altura, debía ser un infante. Pero su comportamiento era tan Wednesday, pareciendo mayor. Aunque, sentía que había algo más ahí, cómo si tuviera una parte de su..¿Personalidad?

Era como Wednesday, pero de alguna forma como ella también.

Algo en su cabeza gritaba que por favor se girará el niño, que tenía que ver su rostro ahora mismo. Pero lo único que llegaba a ver, era su otra pequeña mano sujetando un mapa que parecía deteriorado.

μητέρα. —Dijo el infante con una voz monótona, en un perfecto griego.

Los ojos de Enid se abrieron con sorpresa al notar lo que significaba las palabras del infante.

El acababa de decirle madre.

Si, claro, lo tenía que sentir venir. El niño tenía el mismo rubio que ella y el hermoso pelo oscuro de su luna, a la que aullaría por infinitas noches.

Pero, realmente no estaba preparada emocionalmente para escuchar a un niño decirle "madre." Se sentía cálido, un inmenso sentido de protección, de querer cuidarlo, abrazarlo.

La rubia se mordió los labios, pensando en lo bonito que sería que su futuro cachorro le dijera así.

En ningún momento se volteó a ver a Enid, seguía dándole la espalda con su linda mochila de lobo. Parecía más que entretenido con el mapa que traía en manos que por dónde caminaba.

Parecía tener alguna clase de obsesión con resolver algo.

El pensamiento interno de Enid fue interrumpido cuando el pequeño dejo de caminar, quedándose quieto por un momento.

No es necesario angustiarse μητέρα. —El infante siguió con su atención en el mapa. —Tengo el presentimiento que estamos bastante cerca de encontrar..

¿Puppies? - WenclairWhere stories live. Discover now