8. El Reencuentro

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✨Que si✨
Parte I

-Hace 6 años-

Las semanas siguientes de haber seguido a Peggy hasta América habían pasado lentas, pero no eran tediosas. De hecho, llegó a disfrutarlas. Sobre todo las salidas a la ciudad, ya fuera que estuviese él solo, o bien, acompañado por su madre.

Aquella ocasión era así: Solo ellos de nuevo, como ninguno de los dos pensó, siquiera, volver a imaginarlo.

No sabía con certeza a dónde iban, en realidad él solo seguía a su madre, su atención totalmente puesta en aquel nuevo lugar, Arcadia Oaks, su gente y la energía que cubría al pueblo por completo. Peggy lo veía de vez en cuando, recordando cuando era un niño y llegaban a un lugar nuevo y sentía paz al saber que los años no habían apagado, por completo, esa luz.

Fue hasta que llegaron a su destino, que el joven volvió a sí mismo.

Peggy tocó la puerta con calma y fue atendida casi a los dos segundos, por una pelirroja irritada.

-Margaret.- dijo Circe, quien solo la llamaba por su nombre cuando estaba molesta con ella, casi como lo hacía con sus hijos. A veces era gracioso de ver.- Llegas mil años tarde, llevo horas esperando.-

-Lo siento.- respondió Peggy.- Llegamos a pie.-

Circe volvió su vista hacia el joven, a quien no había prestado su total atención, y sus ojos se abrieron con sorpresa. Terror, incluso.

Con precaución se acercó a él y lo inspeccionó de pies a cabeza, temiendo que fuera una ilusión que desaparecería si le ponía una mano encima. Y Marius solo podía quedarse quieto, sintiéndose de nuevo un niño bajo su mirada.

La nigromante volvió la mirada hacia Peggy, una que estaba llena de reproche y duda.

Finalmente los hizo pasar y los llevó hacia el pórtico en el patio trasero, donde les esperaba una merienda puesta en la mesa del patio. Nada que fuera nuevo, solo té y algunos bizcochos, como era costumbre entre las dos brujas que solían compartir algunas tardes juntas, casi siempre acompañadas de Zoe o Arabella, cuando esta última visitaba la ciudad con Galaga.

Aquella tarde, sin embargo, Circe solo esperaba que fueran ellas dos.

La bruja nigromante no dijo nada al respecto de Marius o su inesperada presencia, o su inquietante tranquilidad, o su energía limpia y en calma, o su supuesta muerte. Sin embargo, miles de preguntas invadian su mente y su corazón le exigía soltarlas. Para su suerte, fue Lucero quien la salvó de desatar la tormenta de dudas que llevaba dentro.

La niña fue rápida y silenciosa al saludar a Peggy, antes de dirigirse a su madre con esa misma suavidad en su voz.

-Mamá.- dijo.- No sé cuál es esta.-

La niña le mostró una de sus tarjetas a su madre, quien solo tuvo una pequeña oportunidad de analizarla, antes de que Peggy pudiera verla.

-Dedalera, Lucerito.- dijo la bruja.

-Yo sabía la respuesta.- se quejó Circe.

-Eres muy lenta.- respondió la castaña.

La niña sacó otra tarjeta y se la mostró a Peggy, pero fue Marius quien respondió esta vez.

-Pasiflora.- respondió el muchacho, volviendo la vista hacia su madre.- Eres muy lenta, Margaret.-

Y, esta vez, fue Circe quien soltó una risilla.

Lucero siguió mostrando las tarjetas que desconocía, pronto siendo solo Marius quien le daba respuestas y, en poco tiempo, Lucero lo invitó al centro del jardín, donde estaban sus demás tarjetas.

Once Upon A Son [OC]Where stories live. Discover now