3. Si Tu Me Quisieras

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-España-
-1920-

Aquella noche siempre había permanecido borrosa en su memoria, tal vez porque todo había pasado tan rápido o, simplemente, su mente se había desconectado en aquel momento.

Aún así, había fragmentos que lograba recordar con claridad. El dolor, por ejemplo.

No había sentido más que el impacto, en un inicio, después se convirtió en un dolor insoportable. Sus oídos zumbaban y la presión en su pecho crecía a la par que su visión se nublaba.

Intentó dar un paso, en realidad no importaba hacia dónde, hasta que cayó hacia atrás, por suerte, en brazos de su madre.

Podía sentirla gritar y llorar, aún cuando no podía verla con claridad.

Cerró los ojos por algunos segundos, sin embargo, ya no pudo volver a abrirlos.

Y todo se volvió oscuridad.

No había ángeles, ni rostros conocidos, ni una luz al final del túnel.

No había un calor abrazador, ni una fría corriente que lo recibiera en el reino de los cielos.

Solo oscuridad, como si se tratara de un sueño tranquilo y apacible.

Hasta aquella oscuridad fue disipada por una brillante luz dorada y una energía que conocía a la perfección y, sin más, sus ojos volvieron a abrirse.

Se levantó de golpe, su respiración estaba agitada, su mente confundida y las heridas en su cuerpo completamente sanadas.

Sin embargo, estaba solo.

-¿Ma?- llamó Marius, sin recibir más que el silencio de los difuntos como respuesta.

La conmoción fuera de la morgue lo preocupaba así que decidió salir tan pronto como pudo, sin ser visto.

Volvió al hogar que compartía con Peggy, llamándola y buscándola por cada habitación que había, sin dar con ella en ninguna parte.

Entró a la habitación que supo pertenecer a su madre, solo para encontrar el lugar en un terrible desorden.

Decidió seguir su búsqueda por la mañana, con esperanzas de aclarar las miles de dudas que invadían su mente.

-Arcadia, Oaks, California.-
-Actualidad-

Había vuelto de casa de Peggy tan pronto había llegado, pues su estancia en casa de su madre le había hecho recordar a su olvidada compañera de casa en Francia.

Buscó entre sus cosas el teléfono que solía usar en Francia, ya que ese tenía todos sus contactos de ese lado del océano y, para su sorpresa, al encenderlo estaba limpio de notificaciones.

Se apresuró a llamarla, sin importar que hora fuese allá, solo con la esperanza de recibir una respuesta.

Y así fue.

-Oh, hola.- dijo Rocío al tomar la llamada.-Pensé que te habías muerto otra vez o algo.-

-No es gracioso cuando tu lo dices.-recriminó Marius.

-Bien, lo siento.- respondió Rocío.-¿Vas a decirme donde estas?-

En circunstancias normales, Marius no hubiera dudado en llamarla al instante y decirle a dónde iba, justo igual como ella lo hacía.

Once Upon A Son [OC]Where stories live. Discover now