𝟎𝟐. 𝐈 𝐰𝐢𝐥𝐥 𝐚𝐥𝐰𝐚𝐲𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐞 𝐛𝐚𝐜𝐤 𝐭𝐨 𝐲𝐨𝐮

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      —Luego de todo esto, te llevaré a tomar un helado —le prometio Coralena mientras caminaban sobre la nieve

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Luego de todo esto, te llevaré a tomar un helado —le prometio Coralena mientras caminaban sobre la nieve. Acaricio la mejilla de la mestiza mientras sonreía—. Estoy segura que por esa cara de princesa que a ti te gusta... ¿el helado de frutilla?

   —Nunca ha comido helado aún —afirmó el padre, nervioso por dónde se dirigían.

    —Bueno, no importa. Ya lo averiguaremos luego ¿Te parece bien?

    La niña asintió feliz y luego de darle un abrazo a la invidente, corrió hacia su tía Rose, quien la recibió con los brazos abiertos.

    La castaña, a diferencia de los demás inmortales que avanzaban a donde se llevaría la pelea, decidió quedarse inmóvil en su lugar, confundiendo al lector de mentes.

—¿Qué sucede? —preguntó Edward dejando ver un eje de preocupación en su tono.

—Creo que es hora de que hablemos.

Confuso, Edward asintió. Estaban a horas de una guerra, una que amenazaba a todos sus seres queridos. Llevaban un mes conviviendo en la misma casa ¿Y ella creía que este era el mejor momento para hablar?

Sin embargo, era curioso que la misteriosa mujer de gafas quisiese hablar, extraño. Por lo qué la curiosidad empezó a picar en su estómago y a consumirlo rápidamente. Luego, ante el silencio de la invidente, él se daría cuenta de lo impaciente que estaba por oír lo que ella tenía para contarle.

—Todos cometemos errores. Y no me justifico, pero los que he cometido yo son muy grandes.

Edward se tomó esos segundos de silencio para recordar los suyos, para recordar sus diez años de rebeldía. Nadie era un santo en ese territorio, si bien todos podían tener caras angelicales, ninguno tenía un pasado fuera del pecado. Y lo entendió, les juro que lo entendió, pero nunca se esperó lo que se venía.

—Quiero que sepas, que aún todos los errores que he cometido, que aún todo lo que cargo, yo te quiero. Y que sin importar lo que pase ahí, lo que decidas de mi, yo siempre voy a volver a ti, no importa cuanto te enojes conmigo y lo que hagas o digas. Yo siempre volveré a ti.

Nadie entendió lo que dijo, de los pocos que escucharon, nadie supo realmente leer entre líneas. Nadie supo escuchar como ella, que había sobrevivido solo de eso, de escuchar.

Créanme, Coralena nunca sabría que cara tenía el Cullen en ese momento, pero si conocía el tacto de su familiar mano rodeándola, el calor de su respiración y la intensidad de su cercanía.

—Yo... te amo... —susurro el vampiro.

—Coralena —hubo un silencio, confusión—. Me llamo Coralena.

Quería regalarle su nombre, para que él lo proteja. Para que alguien lo suspire por las noches. Y Edward sonrió encantado, fascinado con la confianza que había adquirido ella con él. Y también por ese nombre, que nunca había escuchado y no tenía ni pies ni cabeza, como su portadora.

       —Coralena... —lo saboreo en su boca con dulzura. Le encantaba.

       —Lena, mi familia me decía Lena.

      Y era complicado para la violinista decirlo, hace siglos que nadie pronunciaba su apodo dirigido a ella.

   Aun más complicado era para Edward que solo podía pensar que además de bonito, su apodo le era familiar y en ese momento recordó a su ex esposa:

     —Me llamó Edward Cullen. No tuve la oportunidad de presentarme la semana pasada, tú debes de ser Bella Swan.

    —¿Cómo sabes mi nombre? —tartamudeó la humana.

    Edward dejó salir una risa encantadora.

    —Creo que todo el mundo sabe tu nombre. El pueblo entero te esperaba.

    —No, no, me refería a que me llamaste Bella.

    —¿Prefieres Isabella?

    —No, me gusta Bella.

   Antes esos recuerdos le quemaban por dentro, lo destruían, ahora muy en cambio los concertaba con cariño, con anhelo. No sentía por Bella más que un gran cariño y gratitud, ella le había dado su nuevo motivo para sonreír, uno de ellos.

     El lector de mentes le agradeció mientras veía a Reneesme a lo lejos con sus tíos.

     Los dos, la pareja extraña de inmortales, retomó paso hacia donde los demás se situaban, mientras se tomaban de las manos  y él dejaba caer esas palabras que se le atoraban en la garganta, que debía sacarlas cuanto antes para no ahogarse, para no asfixiarse.

     —Te amo Lena. Y saldremos de esta, juntos.

     Y Coralena sonrió. Sabiendo la verdad, guardándosela dentro como a un tesoro pirata, de esos que te sorprenden.

     Pronto Edward y Lena cerrarían su pacto de amor con un beso, un simple rose de labios que en realidad era más que solo eso, que solo un beso. Era una promesa.

    Donde fueran sus almas, ahí irían ellos. Juntos. 



























    Hola ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gusto?    Con la guerra se acerca el final de la historia

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    Hola ¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gusto?

   Con la guerra se acerca el final de la historia. Y el motivo por el cual no he estado actualizando es simple: la novela está recibiendo poco apoyo. Bueno además de otros problemas de salud mental, pero más que nada por el poco apoyo.

    Así que ya saben que hacer si quieren más capítulos ¡Vota y comenta!

    ¿Les gusto el capítulo? ¿Cómo está escrito?

    Nos vemos en las siguientes actualizaciones o historias, bye.

    Nos vemos en las siguientes actualizaciones o historias, bye

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@rosiesiganoff

𝐁𝐄𝐇𝐈𝐍𝐃 𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐄𝐍𝐒𝐄𝐒 | Edward CullenWhere stories live. Discover now