Capítulo 8.

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En los días posteriores recibí la información que me faltaba de Dietrich, listas del material exacto que iba a transportar. Mujeres. Era una lista tan extensa que me quedé muda al verla. El rango de edad era amplio, la más joven tenía nueve años, la mayoría no llegaban a la mayoría de edad, bilis se acumuló en mi garganta cuando lo me di cuenta. Llegarían en carguero hasta el puerto, y des de allí las distribuirían a diferentes puntos de la ciudad. Debía intervenir los transportes. Descubrí también una entrega de armas. Estas iban a ir directamente a una de las fábricas.

Convoqué tres reuniones diferentes con tres grupos de mis mejores hombres y mujeres. Les daría información incompleta, así podría descartar que la rata se encontrara entre ellos. Me hubiera encantado ver como todo ardía, pero no podía arriesgar verme envuelta en todo eso, debía orquestarlo todo y confiar en que mis hombres cumplían con su misión, o eso decía Orien.

- No puedes estar en primera línea, Kiara. – Comentó mientras negaba con la cabeza. – Ya no eres solo un peón en esto. Eres la líder. Entiendo que quieras asegurarte de que todo sale como lo has planeado, pero si recibes un mal golpe, puede ponerte en una situación complicada.

- Lo entiendo. – Asentí. – Pero me mata no ir.

- Tienes a gente muy capacitada a tu servicio. – Añadió él. – Debes dejar que ellos se encarguen del trabajo sucio. Al final les pagas para eso.

- Lo sé. – Suspiré mientras me sentaba en el sillón. Estábamos en el despacho. Orien había venido para asegurarse de que no había perdido la cabeza por completo, y sé que aún tenía sus dudas. – Está todo listo, solo debo esperar.

- De todas formas, ¿cuál es tu plan? Una persona cuerda no entendería todo este amasijo de hilos conectados. – Preguntó directo. Lo analicé unos segundos. Estaba recostado sobre el sillón frente a mí, una pierna sobre este, fumaba despreocupado. ¿Podía confiar en él? Aún no había encontrado a la rata. Pero Orien no sabía nada de la reunión, y me costaba creer que, de entre todas las personas, él fuera el traidor. - ¿Kiara? Te has ido.

- Estaba pensando. – Contesté tranquila. – Tengo tres equipos diferentes. Todos ellos atacarán a la vez diferentes puntos. – Me levanté, siguiendo uno de los hilos con mis dedos. – Dos fábricas y un cargamento.

- ¿Estás segura de todo esto? – Preguntó mirando mi mapa. - ¿Cómo sabes que estará todo allí?

- No lo sé. – Me encogí de hombros. – Según la información que tengo, una de las fábricas está vacía, es un señuelo. Así que es probable que uno de mis grupos caiga en una emboscada. – Volví a sentarme en el sillón. – Es un riesgo que debo tomar.

- ¿Y qué harás? ¿Quedarte aquí esperando? Vas a volverte loca. – Dijo él sonriente. Lo miré molesta.

- No es como si pudiera irme a ningún lado. – Expliqué. – Debo asegurarme del cumplimiento de los objetivos. Es lo único que puedo hacer.

- O puedes salir. – Sugirió. – Mi madre ha amenazado esta mañana con venir a buscarte personalmente. Le preocupa que estés aquí sola. – Alcé una ceja, burlándome sin palabras. – No me mires así, es cosa de mi madre. Es muy intensa.

- Ya, claro. – Asentí riendo. – Dile a tu madre que estoy bien. Además, no estoy sola. Está aquí todo el servicio. Estoy bien.

- El servicio que has recortado en dos días. – Comentó él. Lo miré extrañada. – Quizás escuché una conversación de Agatha por teléfono. Esa mujer no es muy sutil, para tu información. – Irguió el cuerpo, apoyándose en la mesa. – Creo que la paranoia te está consumiendo.

- No me hagas reír. – Dije algo dura. – No puedo confiar en nadie.

- Siempre te quejabas de que tu padre hacía eso mismo. – Sentenció serio. Me miraba muy intensamente. – No te conviertas en algo que has detestado toda la vida, Kiara.

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⏰ Last updated: Feb 21, 2023 ⏰

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- KNOX -Where stories live. Discover now