Capítulo 8

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El pueblo estaba vacío, no había ningún alma por allí. De seguro que este pueblo fue alguna vez saqueado por bandidos o mercenarios. En mitad del pueblo dejé en el suelo el cuerpo de Mary mientras seguía divisando el lugar.

Miré a Mary por última vez, el recuerdo del último día de vida vino a mi mente, suspiré mientras recordaba aquello. Después de mentalizarme empecé a soltar magia, la magia salía de mi y empezó a envolver el cuerpo de Mary haciéndolo flotar. Ciel observaba todo aquello mientras lágrimas rodaban por sus mejillas.

A los segundos el cuerpo de Mary empezó a brillar, tanto que muchos tuvieron que desviar la mirada, su cuerpo empezó a tomar forma de un gran árbol.

Una vez que se había transformado en un árbol me acerqué a "ella" y lo toqué, pude sentir como el árbol vivía así que como un último hechizo decidí hacer un hechizo de protección

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Una vez que se había transformado en un árbol me acerqué a "ella" y lo toqué, pude sentir como el árbol vivía así que como un último hechizo decidí hacer un hechizo de protección.

— Le puse un hechizo de protección, ahora ella nunca será herida. — Miré a Ciel después de decir eso, este me sonrió y se acercó a su hermana. Puso sus dos manos sobre el tronco y seguido apoyó su cabeza.

— Prometo volver Mary. — Después de decir esas palabras Ciel se acercó a mi y se volvió a arrodillar. — Gracias, mi ama. —

— Voy a ser clara con esto Ciel, y todos vosotros. Si queréis serme útiles deberéis convertiros en caballeros. Tener esclavos es algo que no me gusta nada... Así que si queréis seguirme ese es el único requisito que deberéis tomar. — Al oír aquello todos los esclavos parecían pensativos pero no dudaron, todos se arrodillaron.

— Si eso es lo que usted desea así será, me convertiré en un caballero para poder servir a mi ama y señora. — Este sonrió y al ver aquello sonreí. Ya había conseguido a uno de los mejores caballeros que tendría el príncipe, lo siento por él pero decidí cambiar esta historia a mi manera.

Hice aparecer un portal, este nos llevaría de nuevo a la mansión. Al pasar todos nos siguieron, parecían sorprendidos de que nos encontráramos en una mansión en la capital. Cuando muchos sirvientes nos vieron se acercaron a nosotros mientras que otros fueron avisarle a mi marido.

— Hola mi señora, ¿Cómo le ha ido? — Fredar parecía estar bastante contento aunque extrañado al ver a todos los esclavos allí.

— He conseguido nuevos hombres que quieren convertirse en caballeros. — Dije mientras me quitaba la pulsera mágica, al hacerlo tanto la vestimenta como mi aspecto cambió, todos los esclavos se sorprendieron al ver mi verdadera apariencia y la de Lysen. — ¿Cómo va todo lo demás? —

— Ya que en dos días es su boda con nuestro duque todo es un caos, ya que el vestido decidió usted hacerlo con magia nos ahorró algo de tiempo, y como no va a ser algo familiar ni que la alta sociedad esté... Nos hemos librado de hacer muchas invitaciones. — dijo mientras suspiraba. — Pero aún así, sigue habiendo más preparativos. —

— No te quejes tanto Fredar. — Mi esposo apareció junto con el mayordomo, este al verme sonrió. Me acerqué a él y lo abracé, esto le tomó por sorpresa por lo que se sonrojó cosa que no pasó desapercibida por Fredar. — ¿N-No tuviste ningún problema? ¿Estás bien? — Me observaba de arriba a abajo.

— Si, hasta Lysen puede confirmarte eso. — Terminé el abrazo y miré a los esclavos, todos ellos estaban algo nerviosos. — Él es mi marido, el duque del norte Derek Zayer. Deberéis seguir sus órdenes para poder convertiros en caballeros del norte. — Este me miró de reojo al ver que había traído a los esclavos, después de haber terminado decir aquello él miró a todos los esclavos.

— Si queréis convertiros en caballeros del norte deberéis probar que sois buenos, ya que mi esposa os trajo se os dará alojamiento y comida, pero para ser caballeros deberéis probarnos que sois buenos. — Al oír aquello todos los esclavos respondieron con un "si, señor". Derek le pidió a Lysen y al mayordomo que les guiara hasta la zona de alojamiento de los caballeros, ellos dos se encargarían de que ellos se encontraran bien. Mientras él mismo me llevaría hasta uno de los salones para poder descansar, pidió que me trajeran un té mientras yo me sentaba en uno de los sofás. — ¿Y bien? —

— Mary... La llevamos hasta su pueblo natal el cual estaba abandonado y allí la convertí en un árbol. Ciel aceptó esto. — dije mientras apoyaba mi espalda en el respaldo del sofá. — Todos ellos... Querían tomarme como su ama por lo que dije que si querían servirme que se convirtieran en caballeros... Espero que no te moleste. — Después de todo había tomado una decisión sin contar con él.

— No me molesta, tenía pensado reunir más caballeros, me has ahorrado el tiempo de preparar todo. Además como eran esclavos de peleas sabrán manejarse bien. ¿Por cierto, cuál de todos ellos era Ciel? — Parecía intrigado.

— Ciel tiene el cabello largo, de un color azul oscuro... como marino, y sus ojos son plateados. — Este asintió después de mi descripción seguramente iría a darle el pésame más tarde por lo de su hermana.

Al cabo de un rato trajeron el té y un trozo de pastel de limón, mientras me relajaba podía notar de reojo como él parecía estar algo confundido con el papeleo, como si hubiera algo que no encajara.

— ¿Ocurre algo Derek? — Dejé la taza de té sobre la mesita y seguido posé mi mirada en la suya la cuál me miraba sorprendido por haber notado su problema.

— Hay algo que no me cuadra con esto, el dinero, los contratos, presupuestos... He calculado todo y falta dinero. Por más que he calculado muchas veces y las veces que han contado el personal aquí ocurre algo. — Al decirme aquello recordé un pedazo de la novela, al parecer los nobles que vivían en las tierras del duque le habían estado robando dinero las veces en las que él se encontraba en batalla.

— Cuando lleguemos al ducado me encargaré yo misma de administrar el dinero de la casa y de aumentarlo con la magia, además por lo que estás diciendo... Al parecer alguien te está robando, bueno alguien mejor dicho hay varias ratas... — Me crucé de brazos mientras mi marido me veía fijamente.

— ¿Robo? ¿Crees que alguien me está robando? — Su mirada se volvió seria.

— Con mi poder puedo saberlo, también sé que fueron algunos nobles y que uno de los trabajadores del ducado les está ayudando. — Haber, no podía decirle sobre que este mundo era el de una novela y que por eso lo sabía así que poner la excusa de mi poder era algo bastante conveniente.

— Entiendo... ¿Y sabes sus nombres? — Este estaba enfadado, al parecer iba a tomar represalias contra ellos.

— Tranquilo Derek, déjame encargarme de esto. Tú solo diles que cuando volvamos al ducado habrá una reunión. Estaré deseando que llegue ese momento... — Tomé un pedazo del pastel mientras sonreía, ya debía de pensar cuál sería su castigo.

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