Capítulo 4

16 8 1
                                    

No me lo podía creer, había aceptado casarme con el duque del norte... Es más, ahora mismo iba tomada del brazo de él. Los dos nos dirigíamos al salón del baile, a cada paso que dábamos mi nerviosismo aumentaba.

Al entrar de nuevo al salón estando del brazo del duque, todos se sorprendieron, sobre todo las mujeres. Deshice el hechizo de levitación tanto de Alex como el de los demás nobles, seguido nos dirigimos hacia el rey. Antes de entrar, Fredar nos dijo qué podíamos decirle a su majestad para que aceptara nuestro matrimonio.

— Derek Zayer, me sorprende verlo llegar junto con la señorita Ayla Ferygan. — Parecía nervioso, no solo él sino todos los que se encontraban en el salón.

— No me gustan las fiestas su majestad, por lo que me encontraba en el jardín. Allí conocí a la señorita Ferygan... Yo... Me he enamorado de ella a primera vista majestad. — Todos se sorprendieron por las palabras del duque. — Le he pedido a la señorita matrimonio, me ha aceptado por lo que me siento tan feliz que quería que su majestad aceptara mi matrimonio lo antes posible, ya que usted mismo me pidió que pidiera un deseo por la última batalla, deseo que acepte mi matrimonio con ella.

— Pe-Pero os acabáis de conocer duque Zayer. — A él no le convenía que yo me casara con él sino con uno de sus hijos por lo que no aceptaría este matrimonio.

— Si acepta este matrimonio majestad, me replantearé proteger el reino del imperio. — Mis palabras le llamaron la atención rápidamente. — Si no acepta me pondré muy triste majestad...— Este al oír aquello se dio cuenta de mi mirada seria, ahí fue cuando se dio cuenta de que si no aceptaba ese matrimonio no haría nunca nada por el reino. Por lo que a él no le quedaba de otra que aceptar.

 —Bien... Aceptaré... este matrimonio. — Parecía resignado.

— ¡Pero su majestad! —Mi padre se entrometió, a él no le convenía que yo me casara pues sino me alejarían de él. — Yo como el padre de Ayla no puedo aceptar este matrimonio. —

— ¿Padre? Esa palabra se te queda grande. Más bien usted fue la persona que debió cuidarme pero nunca lo hizo, es más, me agredió y dejaba que me agredieran. Usted para mi nunca fue mi padre. — Ahí fue cuando aumenté la línea que ya mi familia me había puesto a mi, ahora cuando ellos quieren algo de mi es cuando no me iban a tener. — Por favor su majestad no le haga caso a un hombre que lo único que ha hecho es pegarme, insultarme y dejarme sin comer. — Al decir aquello el conde se puso rojo de la furia que tenía, el rey estaba de acuerdo con mis palabras no solo por que le convenía sino por que a pesar de que era su hija me maltrató, a mi, a una maga. Pero el que estaba más enfado era el duque, al enterarse de un poco de lo que me han hecho este sintió la furia por todo su cuerpo, tanto que podía sentir su cuerpo tensarse. — Duque... — Puse mi mano en su brazo para calmarlo, conseguí poder calmar algo de su furia.

— Yo, el rey de Altanyma acepto la unión del duque Derek Zayer y la señorita Ayla Ferygan. — Hice aparecer los documentos donde yo y el duque debíamos de firmar, no solo eso, el del rey también, hice aparecer su sello... Ahora si, ahora yo me había casado legalmente con el duque del norte. — Ahora son el duque y la duquesa Zayer del norte. —

Después de oír las palabras del rey el duque y yo sonreímos, seguido decidimos despedirnos e irnos de allí. Había venido en un carruaje y me iré en otro... como es el destino.

Al llegar al carruaje del duque, este me ayudó a entrar, era bastante caballero conmigo. Cuando el carruaje empezó a moverse suspiré y me dejé apoyar en él, este se tensó al notar mi contacto, al dirigir su mirada hacia mi notó que tenía la mirada un poco perdida, parecía preocupado por si había algo que me preocupara pero en realidad... Solo quería descansar, me quedé abrazando su brazo mientras cerraba los ojos, este me miraba de reojo, vio incluso cuando me quedé dormida.

— ¿Se ha quedado dormida? — dijo al asomarse por la pequeña ventanita.

— Parece que está bastante agotada. — Este se quitó su capa y la utilizó para poder taparme. — Intenta ir más despacio, no quiero que se despierte. —

— Parece que te has enamorado a primera vista eh... — En ese momento el duque se sonrojó al oír el comentario de su asistente. Este desvió su mirada de vergüenza que tenía. — Nunca imaginé que vería a mi señor casándose, esto es un milagro. — Se sacó un pañuelo para aparentar más emocionado.

— Ya basta Fredar, solo continuemos. —

— ¡Ahora solo queda que haya un heredero! — dijo antes de darse la vuelta. Ya se podía imaginar el rostro de su señor, pues era como ver un tomate.  

— ¡Ya basta! — Este cerró la ventanilla y seguido se quedó mirando por la ventana del carruaje, aunque de vez en cuando me miraba.

.

.

.

Al llegar a la casa que tenía el duque en la capital, me tomó en brazos con cuidado y salió del carruaje bajo la mirada de muchos sirvientes, caballeros y el del mayordomo. Fredar veía la cara de sorpresa de todos, parecía gustarle la situación.

— Ella es mi esposa, Ayla. Nuestro casamiento ha sido algo repentino pero es algo oficial, aunque deberemos casarnos por la iglesia también. — Mientras que Derek decía aquello, Fredar enseñaba los papeles que confirmaban nuestro matrimonio. — Preparen una habitación para mi esposa. —

— ¿No vais a dormir juntos? — Fredar parecía defraudado. — Es tu noche de bodas. —

— Idiota, ella está durmiendo además apenas nos acabamos de conocer... — Parecía estar algo avergonzado.

— Ohh, veo que respeta mucho la privacidad de su esposa. —

Mientras que Derek empezó a caminar conmigo en brazos mientras hacía oídos sordos de lo que decía Fredar, vio como yo me acomodaba en sus brazos, cosa que le pareció algo bastante tierno. Al llegar a la habitación de la antigua duquesa este me dejó con cuidado en la cama.

— ¿La ropa no le parecerá incómoda para dormir? — La mayoría de la ropa que se llevaba en aquél mundo llevaba corsé, por lo que su curiosidad era algo que no podía evitar.

Una de las sirvientas se ofreció para cambiarme entonces cuando observó mi vestido con cremallera se sorprendió pues nunca había visto un cierre así. Como estaba durmiendo de lado medio bocabajo todos pudieron observar este detalle. El duque que solo se había quedado para comprobar si realmente podía dormir con algo que supuestamente era incómodo se sorprendió por lo que llevaba.

En ese mundo todavía no existía la cremallera, por lo que todos los vestidos tenían botones y cintas. Cuando una de las sirvientas decidió tocar la cremallera se dio cuenta que podía bajarla por lo que la bajó bajo la mirada de las demás sirvientas y la del duque.

 — Es bastante fácil de desabrochar... ¿Qué tipo de traje es este? — dijo la sirvienta mientras observaba la cremallera.

— Es cierto, yo nunca había visto esto en ningún traje. — Dijo el duque, parecía perplejo.

— ¿No lleva ropa interior ni corsé? — Una de las sirvientas que observó esto, hizo que con sus palabras todos se fijaran en ello.

— Es cierto, no lleva... — Dijo la sirvienta que me desabrochó la cremallera. El duque por vergüenza decidió esperar afuera. Claramente no llevaba ropa interior de ese mundo al utilizar mi magia, creé ropa de mi mundo. 

Cuando las sirvientas me quitaron el vestido poco a poco se dieron cuenta que el propio vestido tenía incorporado unas almohadillas para el pecho pero no solo eso, si no que yo llevaba puesto una prenda bastante pequeña que tapaba mi zona. Decidieron quitármelo también para poder ponerme la ropa interior y el camisón de ese mundo.

Al cambiarme todas salieron con las prendas que me habían quitado en silencio. 

Other WorldWhere stories live. Discover now